Este año sí. Más allá de sexta ola y de contagios, de mascarillas y distancias de seguridad, los Reyes Magos han regresado a Córdoba para repartir ilusión. Lo han hecho a la vieja usanza, sin globos aerostáticos, en carrozas de toda la vida para despertar las sonrisas y las caras de sorpresa entre los más pequeños que son, al fin y al cabo, los protagonistas de la jornada.

Eso sí, en una ciudad donde la crítica gusta (y mucho) ha habido disparidad de opiniones sobre los diseños de este año. Ha habido poca carroza infantil y mucha carroza bíblica, sin entrar en polémicas. Más allá de los pasacalles, los diseños de este año que nada han tenido que ver con el advenimiento y la epifanía del Señor han sido tres, a saber, una carroza de Aladdín (Jamín, Genio y Jafar incluidos), otra de Rompe Ralph (Disney manda) y otra más de la mítica saga de libros y películas Harry Potter. "Entiendo que tengan que poner a los Reyes y el portal de Belén, pero más dibujos no habrían estado mal", comentaba durante el paso del desfile Rafi Rojas, que en la mano llevaba a un pequeño vestido de pastor.

Lo que sí ha parecido unánime entre los cordobeses que se han concentrado en el entorno de la plaza de Santa Teresa ha sido que el acabado de los muñecos es el mejor que se ha visto en muchos años. Acostumbrados como estaban a ver algunos diseños que parecían sacados del meme "cuando lo pides por internet, cuando te llega", es de recibo contar que esta Cabalgata, al menos en cuanto a vistosa, no ha estado nada mal. Pero lo dicho, la crítica (o el referir) es tarea agendada en esta ciudad y ha habido quien ha encontrado las carrozas algo pequeñas (grandes, grandes no eran) y deslucidas. "Qué vergüenza de cabalgata, triste y aburrida. Alcalde de esta ciudad , si ahorras en caramelos y juguetes, invierte en luces y música al menos para ilusión de los niños", comentaba a través de una red social Sandra, madre de dos niños y que no ha quedado satisfecha con el resultado.

El alcalde, todo hay que decirlo, no tiene la culpa, al menos no del todo, ya que la Cabalgata la organiza la Federación de Peñas con la colaboración del Ayuntamiento. Y aunque algunos hayan dejado entrar a la polémica, otros muchos, sobre todo los niños, han disfrutado de los pasacalles que acompañaban a las carrozas y de la música navideña que lo ha amenizado todo. La banda de música Cristo del Amor, superhérores en patines, los bomberos, trabajadores de Correos o jóvenes del proyecto Puerta Verde, de la parroquia de Santa Luisa de Marillac (del barrio del Guadalquivir), han sido los encargados de amenizar los espacios entre carroza y carroza, saludando a los niños y recogiendo sus cartas.

En el desfile han participado bandas de música, coros y los bomberos

Sin caramelos es distinto

A pesar de que este año la Cabalgata volvía a su ser, la pandemia del coronavirus llevó al Ayuntamiento a aplicar una serie de medidas para evitar la propagación de contactos. La más llamativa, que no han podido lanzarse ni caramelos ni juguetes. Aunque la alegría por la vuelta de Melchor, Gaspar y Baltasar ha podido con todo, sí es cierto que el lanzamiento (y la recogida) de chuches y algún que otro muñeco siempre le ha puesto el punto de sal al desfile.

Y eso no ha ocurrido este año. Ni bolsas a la espera de llenarse de caramelos que nunca se comerán, ni paraguas abiertos en un movimiento casi tramposo ni peleas (con o sin cursiva) por conseguir un caramelo roto. Se han echado en falta y ha habido quienes incluso han llegado a pensar que, por un momento, algún que otro paje podría saltarse las normas y tirar algún dulce. "Yo me creía que a lo mejor lanzaban algo, aunque fuera confeti, pero qué va", relataba algo cabizbajo Juan, un niño de 8 años, que a pesar de la decepción aplaudía sin cesar a la carroza que representaba a los magos Harry Potter y Hermione Granger.

Unos niños esperan ansiosos la Cabalgata. MANUEL MURILLO

Precisamente, los aplausos y los villancicos de los pasacalles han sido los que han animado un desfile que, como siempre, dejaba lo mejor para el final. Porque los más pequeños pueden tener muchas ganas de ver a Aladdín o a Vanellope von Schweetz, protagonista de Rompe Ralph, pero quienes mueven el cotarro el 5 de enero son, sin atisbo de duda, Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente.

Cada uno de ellos ha llegado precedido de su correspondiente paje montado en un imponente camello e incluso algunas empresas cordobesas, como Silbon, Deza y el equipo de la ciudad, el Córdoba Club de Fútbol, han colaborado para que las carrozas de los Reyes lucieran lo mejor posible. Desde allí, los magos han saludado a los cordobeses y han recogido sus peticiones: "Pórtate bien, Baltasar", "Que no se te olvide la Nintendo Switch, Melchor" o una de las más repetidas, "Gaspar, por favor, que se acabe de una vez esta maldita pandemia".

Bomberos participantes en el desfile. MANUEL MURILLO

Los Reyes han escuchado atentos todos los deseos de los cordobeses, a pesar de que han tenido que aligerar algo el paso para evitar que les pillara una posible lluvia. El itinerario lo ha permitido, ya que ha sido algo más corto que el habitual con el objetivo de evitar aglomeraciones como las que suelen producirse en ronda de los Tejares. Por eso, desde el Paseo de la Victoria el desfile ha encarado la avenida Cervantes para luego virar hacia avenida de América, Los Piconeros y acabar en la Igualdad, a la altura de la glorieta de Núremberg. Así ha concluido un desfile distinto, en época de pandemia, pero en el que ha habido algo que no cambia: la ilusión se ha mantenido intacta y eso es, al fin y al cabo, lo único que importa.