Expomiel no sería lo que es sin la presencia de Miel de la Sierra de Montoro, Mielsico o Moramiel (Hornachuelos). Estas tres marcas de nuestra provincia estuvieron al principio de este certamen apícola hasta hacerlo una feria consagrada en el calendario andaluz y ahí están de nuevo, para darle también el empujón que necesita para recuperar su puesto después del funesto periodo de restricciones impuesto por culpa del covid-19

El Palacio de la Merced ha vuelto este fin de semana a acoger a productores de miel de la provincia de Córdoba y de otros puntos de Andalucía, en menor cantidad que en anteriores ediciones, como medidas de seguridad por la persistente pandemia, pero con el mismo entusiasmo que en ediciones precedentes. Los trece expositores se reparten entre el patio barroco y el blanco en un itinerario perfectamente marcado tanto por la señalización como por las azafatas que informan a los asistentes.

Como la promoción es fundamental y el objetivo era que entrara cuanta más gente mejor, a las puertas del recinto, dos mujeres ataviadas con el uniforme de apicultoras animaban a los viandantes a entrar a la feria, con el reclamo de recibir, una vez en su interior, un pequeño tarro de miel. Y así exactamente se producía, pues el de los obsequios era el primer expositor que se encontraban los visitantes. Después, llegan las paradas en cada uno de los puestos para ver productos, hacer preguntas e incluso comprar.

Uno de los estands de Expomiel recibe la visita de un pequeño y su familia FRANCISCO GONZÁLEZ

Al ser domingo, la jornada está algo más animada”, explican las hermanas Consuelo y Pilar Morales, de la empresa Moramiel de Hornachuelos, pues todavía se nota el efecto pandemia y ha sido menos la gente que ha acudido a la feria. “Sinceramente, esperábamos más visitas de gente que viniera buscando un producto que lleva tanto tiempo sin exponerse”, pero también comprenden que, precisamente por eso, por ser una feria tan monotemática “el que viene, lo hace porque viene buscando algo muy concreto”, que es cualquiera de los productos derivados de las colmenas.

Por su parte, Ángel García Román, de Mielsico, reconoce que éste es “un año especial, no es una edición normal después de lo que hemos pasado, pero aquí estamos. Todo lo que sea apoyar al sector, nos parece bien y aquí estamos con las esperanzas de que Expomiel retome sus pasos y vuelva el éxito de años anteriores”.

Entre tanto, los visitantes van y vienen entre los distintos expositores y preguntan por ejemplo entre la diferencia del arrope, como se le conoce en Málaga, y la meloja, que es el nombre que se le da en Córdoba. No existe tal diferencia, porque es el mismo producto, miel sometida a un proceso de cocción y completada con trozos de calabaza. Otro más de los frutos surgidos de esa compleja factoría que es la colmena, de donde sale también el propóleo, la jalea, el polen y la cera, todos ellos con un sinfín de aplicaciones.

Dos, quizás las más comunes, de esas aplicaciones son la de combatir los catarros o acompañar un buen desayuno, como hace a diario María Puy, que, desde Navarra, ha llegado acompañada de su marido, el cordobés Antonio, y que señala que, aunque de pequeña su madre solo se la daba cuando estaba acatarrada, “ahora la tomo a diario en el desayuno”.

Antes de salir, los visitantes colocan bien los tarros en las bolsas, se abrochan bien los chaquetones y salen a disfrutar del sol de una fresca mañana de domingo, sabiendo que podrán afrontar el invierno que está llegando con el mejor remedio para cuidar sus gargantas.