El centro de día de Proyecto Hombre, que comenzó a funcionar en el pasado mes de febrero, cuenta con 110 usuarios, la mayoría, hombres, que acuden a estas instalaciones para ducharse, alimentarse, recibir ropa nueva o lavar la suya, dormir una siesta «sintiéndose seguros» y ser atendidos por la psicóloga o los trabajadores sociales.

Estos son algunos de los principales servicios destacados este viernes por el presidente de la fundación, Jesús Tamayo, quien ha atendido a los medios de comunicación en las instalaciones con motivo del Día Europeo de las Personas Sin Hogar, que se celebra el 23 de noviembre. 

Este responsable ha explicado que el centro, ubicado en Huerta de la Reina, tiene un aforo de 20 personas y cada día atienden a 40 que se van distribuyendo en diferentes horarios. También ha precisado que puede acceder cualquier persona solo «con llamar a la puerta».

Consultado por si están recibiendo personas que se encuentran en la calle como consecuencia de la pandemia de coronavirus, ha indicado que «hay pocas personas, porque la mayoría de las personas que se han quedado en esta situación aún están acudiendo a otro tipo de recursos y tienen otro tipo de habilidades. Quizá son hombres más jóvenes los que a raíz de la pandemia han empezado a vivir en la calle y están viniendo aquí desde la desorientación».

"Muy pocos mantienen una estabilidad mental"

Así, acerca del perfil de los usuarios, ha apuntado que atienden desde personas veinteañeras a mayores que rondan los 80 años. «Muy pocos mantienen una estabilidad mental y muchos de ellos tienen trastornos mentales que es difícil definir si los tenían antes de vivir en la calle o los han desarrollado a causa de las vivencias que han tenido», ha comentado, abundando en que «algunos están muy deteriorados y es muy difícil darles una respuesta con los recursos que existen ahora mismo en la Administración».

"Muchos de los usuarios tienen trastornos mentales y algunos están muy deteriorados"

El presidente de Proyecto Hombre ha destacado que «muchos de ellos están anquilosados a un estilo de vida del que le cuesta salir. A algunos se les está facilitando la regulación, vienen sin documentación porque son inmigrantes; a algunas personas se las está derivando a nuestros recursos de tratamiento en adicciones y están integrándose, y muchos se están derivando a viviendas de inserción», ha concluido.

En esta línea, ha manifestado que «con estos centros se consigue que las personas, mientras toman un café, tengan a disposición una trabajadora social que le pueda dar una orientación que le facilite la inserción sociolaboral». Además, ha señalado que «los resultados están siendo bastante exitosos» y ha detallado que «todos los usuarios que asisten a este centro están en el itinerario de inserción, algunos han conseguido ya un puesto de trabajo y otros se están formando para acceder al mundo laboral». 

Una trabajadora social les da orientación para facilitar su inserción sociolaboral

El acto ha contado con la asistencia de Antonio López, delegado territorial de Igualdad, quien ha recordado que este recurso fue impulsado en el marco del primer plan estratégico para personas sin hogar en Andalucía, que cuenta, asimismo, con tres viviendas tuteladas para 18 personas. Este responsable ha subrayado que «estamos muy contentos» con el proyecto y «tenemos que intentar mantenerlo en el tiempo».

"Vine para empezar de cero"

Óscar Morales. MANUEL MURILLO

Entre los usuarios del centro se encuentra Óscar Morales, de 46 años de edad, que viajó de Barcelona a Córdoba hace casi dos meses «por problemas, a veces te equivocas y ya está. Hay que enderezarse», ha afirmado a este periódico. «Vine para empezar de cero y llevar mi vida como la tengo que llevar», ha insistido.

La ola de frío le ha llevado a dormir en un centro de Cáritas. Tiene un hijo al que debe pasar una manutención y su deseo es «ponerme a trabajar lo antes posible», aunque, según ha aclarado, una rotura de cadera le provoca «bastantes dolores» y no puede coger peso, por lo que necesitaría un puesto de trabajo adaptado a su situación. Mientras tanto, «me tiro todo el día aquí y hago todo lo que puedo, así tengo la mente ocupada y no pienso en otras cosas», ha comentado.

"Tengo 51 años y me siento joven para luchar"

Jorge López MANUEL MURILLO

En el mismo centro, Jorge López, de 51 años de edad, ha detallado a este diario que también llegó a Córdoba desde Barcelona hace unos tres meses. Ahora duerme en el albergue municipal y busca trabajo como vigilante. Jorge ha manifestado que ha conocido a personas que se han suicido a raíz de vivir en la calle, «lo mismo que se han quitado la vida por la droga. Es muy penoso vivir en la calle, la noche es muy mala, cualquiera le puede hacer daño, robarle, pasarle cualquier cosa, aparte del frío y la lluvia, hay gente que se ha muerto en la calle con el frío», ha recordado. Acto seguido ha aclarado que «yo me quiero mucho y voy a seguir para adelante, tengo 51 años y me siento joven para luchar».