«Son personas que tienen este pan para este queso y este queso para este pan». Con este dicho tan claro evidencia Rafael Cobos, trabajador social de Cruz Roja, la realidad que atraviesan miles de familias en Córdoba que tienen que elegir, apunta, «entre comer o pagar las facturas». La institución humanitaria es clave a la hora de abordar este problema social, y también cuenta con algunas ayudas para el pago de suministros. Según los datos, Cruz Roja ha ayudado a más de 100 familias en lo que va de año a hacer frente al pago de los suministros con un total de 237 pagos que han supuesto un desembolso de 15.000 euros.

Cobos trabaja mano a mano con los integrantes de estos hogares. Apunta que la rebaja del IVA ha supuesto un alivio a la hora de poder abonar las facturas, pero también recuerda que la fuerte subida de la electricidad ha coincidido con una época de gastos, como es el inicio del curso escolar. A eso hay que sumar, añade, que «las familias tienen más deuda» porque estamos todavía inmersos en una pandemia que, a pesar de que mejoran las cifras, todavía se pagan las consecuencias de los peores meses.

La subida de la luz ha coincidido con una época de gastos, como la vuelta al colegio en septiembre

Cruz Roja cuenta con un proyecto financiado por la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación que intenta ayudar a estas familias «a largo plazo», según cuenta este trabajador social. Cobos detalla que este proyecto cuenta con varias claves y una de ellas evidencia la realidad a la que se enfrentan estas familias y el bucle de problemas al que se enfrenta. Por ejemplo, Cruz Roja ayuda a estas personas al pago de medicamentos a los que se ven obligadas a acudir cuando se ve afectada su salud mental por no poder pagar el recibo de la luz. Por ejemplo, estrés o ansiedad son otras consecuencias de una realidad que presenta muchas más aristas de las que pueden verse a simple vista.

Pero esa ayuda solo es una parte del proyecto. También se les auxilia para el pago de alimentos, de productos de parafarmacia, para ropa o para el alquiler, además de los recibos. Y hay una parte de formación. Cobos apunta que, si el objetivo es «salir de la cronificación», una de las claves está en darles los recursos para ellos. ¿Cuáles son esos recursos? Pueden ser cursos de orientación laboral, preparación para entrevistas de trabajo o, simplemente, ayudarles a conocer todas las subvenciones que tienen a su disposición. «Hay personas a las que se les pasa el tiempo para pedir las ayudas porque no saben que existen o porque nunca las han solicitado», detalla el trabajador social.

Sobre si existe un perfil de usuario que accede a este tipo de recursos de Cruz Roja, Cobos manifiesta que los hay «de todo tipo», pero ese usuario cronificado, que al fin y al cabo es el que lo tiene más difícil, suele ser alguien «que no levanta cabeza desde la crisis del 2008». Esas crisis no se han superado del todo a pesar de que los grandes indicadores económicos puedan mejorar, y todo lo que ha venido después, especialmente el covid, ha agravado la situación de pobreza.

Lo cuenta Cobos, que recuerda que el nivel adquisitivo se ha visto muy mermado durante la pandemia del coronavirus, especialmente durante el confinamiento, que obligó a un parón total de la actividad. Ahí empezaron los ertes, muchos de ellos convertidos en eres y en despidos.

Cobos recuerda que el objetivo único de Cruz Roja es ayudar a la gente y que no entran en cuestiones como la subida de la luz. Más allá de que ese incremento haya supuesto un mayor número de llamadas pidiendo auxilio, el trabajador social insiste en que en el ADN de la institución humanitaria está en tender la mano a quien lo precise, sin entrar en las causas que lo han podido llevar a verse en esa situación.