La fernannuñense Juana María Toro Ramos, que reside en la isla de La Palma desde hace nueve años, está viviendo en primera persona muchos de los acontecimientos que se están produciendo en este lugar por la erupción del volcán Cumbre Vieja. Juana trabaja como técnico de interpretación de lengua de signos para Funcasor, fundación canaria para las personas con sordera y sus familias. Debido a su profesión, esta joven está participando en muchas ruedas de prensa que se emiten por televisión y redes sociales, incluida una del domingo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para que las noticias que vayan surgiendo en torno a la erupción del volcán sean accesibles para las personas con discapacidad auditiva.

Desde que el volcán se convirtió en el desafortunado protagonista de La Palma, los familiares de esta cordobesa están en continuo contacto con ella y también excompañeros de trabajo de cuando ejerció en Cuenca o en Córdoba, así como sus amigos de Fernán Núñez. Ella los tranquiliza, pues asegura que vive en una zona en la que es muy complicado que llegue la lava. «Para que eso ocurriera tendría que desaparecer la isla por completo», precisa.

Imagen del volcán desde un coche en el que viajaba esta cordobesa. CÓRDOBA

La Palma es una isla habitada por unas 85.000 personas y que tiene una extensión de unos 700 kilómetros cuadrados, superficie que equivale a algo más de la mitad de la existente en la provincia de Córdoba, que es de 1.200 kilómetros cuadrados. Los ríos de lava del volcán Cumbre Vieja han obligado hasta el momento a evacuar a más de 6.000 vecinos, han arrasado 166 viviendas y 300 explotaciones. La superficie afectada ya ha sido declarada zona catastrófica. 

Vivir en tierra volcánica 

Esta joven de 34 años se instaló en el 2012 en La Palma junto al que poco después se convertiría en su marido, el palmero Ricardo Padrón, padre de sus dos hijas:Daniela, de 6 años, y Elia, de 3. Juana vive en San Andrés y Sauces, en una localidad de algo más de 4.000 habitantes, menos próxima al territorio afectado por el volcán. Sin embargo, por su profesión, está viajando casi a diario a la zona aledaña a la erupción porque allí se han instalado las autoridades del Gobierno canario y del Cabildo Insular de la Palma y la avisan para las comparecencias que hacen ante los medios de comunicación. Justamente para este jueves se espera la visita del rey Felipe VI y que vuelva Pedro Sánchez, que se desplazó al lugar el pasado fin de semana. 

Juana Toro, con sus dos hijas, Daniela y Elia. CÓRDOBA

«Sabemos que vivimos en una tierra volcánica, pero todo ha sido muy rápido. El domingo por la tarde se informaba que había solo unas ocho casas afectadas y ya el lunes había más de 100 destruidas. La lava estaba en principio a 11 kilómetros y luego ya había avanzado, quedándose a entre 1 y 3 kilómetros. El volcán explotó sin que diera tiempo a cambiar al semáforo naranja, que alertaba de un mayor riesgo que el amarillo vigente entonces, pasando directamente a rojo. Hubo personas que tuvieron que salir corriendo con lo imprescindible, como les aconsejaron, pero sufriendo por lo que dejaban atrás. En los territorios afectados mi marido y yo tenemos compañeros de trabajo, amigos, que nos mandan vídeos y que lo están pasando muy mal. Mi cuñada vive cerca del lugar afectado y desde su casa nos ha mandado vídeos del volcán en acción», se lamenta. 

El marido de Juana es trabajador agrícola, dedicado al cultivo del plátano. Su propiedad no se ha visto afectada, pero sí la de muchos productores con explotaciones próximas al volcán. El plátano, detrás del turismo, es el producto que más ingresos genera en esta La Palma, y los ríos de lava están poniendo en peligro un 50% del PIB de la isla. 

Vídeo facilitado por Juana María Toro Ramos.

Por suerte, las dos hijas de Juana, por su corta edad, permanecen ajenas a lo que está ocurriendo. «Cuando termine todo esto y vuelva a pasar por el territorio invadido por la lava no lo voy a conocer. Ahora mismo no se sabe cuánto tardará este episodio, si durará días, semanas o meses. Se esperaba que brotara una cuarta parte de lava con respecto a lo que ha ido saliendo. Ya son nueve bocas por las que sale la lava con mucha intensidad», añade. 

Juana espera que pronto se serene el volcán y que comiencen las labores de reconstrucción, para volver a la mayor normalidad que sea posible.