Esperanza Sevilla puso en marcha su guardería en el 2016 en el barrio de Poniente, una zona en crecimiento, de familias jóvenes y trabajadores. «Nos ha ido bastante bien estos años, pero el covid nos asustó, bajó mucho la matrícula y nos ha creado gran incertidumbre», señaló ayer a este periódico. Por eso, junto a otras cuatro escuelas infantiles que permanecían privadas, decidieron este curso adherirse al convenio con la Consejería de Educación, «para mayor tranquilidad». Ahora espera para mañana la llegada de los niños y «estoy muy contenta, porque tengo las 35 plazas ocupadas». El que vaya desapareciendo el teletrabajo y que el padre y la madre trabajen, unido a que el susto inicial del covid se va pasando, ha hecho que las guarderías vayan recuperando poco a poco a sus alumnos.

Del curso pasado, José Luis Victorio, presidente de la Coordinadora de Escuelas Andaluzas, reconocía que «ha sido increíble presenciar el nivel de adaptación de los niños, que han interiorizado rutinas de higiene y cuidados desde el primer día, así como las familias, que han respetado los protocolos y han puesto todo de su parte para que la normalidad fuese la tónica predominante». Por ello, desean seguir avanzando hacia la vida antes de la pandemia. «Estamos volviendo a todas las actividades previas antes de la aparición del virus y eso, junto con la vacunación y la prevención, tiene que ir de la mano del retorno a la normalidad de los niños, que también tienen derecho a compartir sus juegos con amigos y a seguir aprendiendo en su escuela de confianza».