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REPORTAJE

La persiana hasta el suelo

Multitud de locales cerrados durante el puente de agosto, días para el éxodo, contrastan con el lleno hasta la bandera (con medusas) en las playas habituales de los cordobeses

Córdoba, ciudad autoconfinada durante las horas de calor en el puente de agostoA.J.González

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«Hemos quedado tan pocos que hasta nos vamos diciendo hasta luego por las calles». Si no fuera porque el turismo ha roto la tradicional tendencia de olvidarse de Córdoba durante los meses de verano y la ciudad ha entrado en los planes de agosto de una importante cantidad de visitantes, se diría que el puente por la Asunción de María (que así se llama la Virgen de agosto) ha vuelto a dejar la urbe en la soledad que se encontró Eduardo Noriega por la Gran Vía en la película de Amenábar Cierra los ojos. Apenas quedan los viajantes que se han dado con que el calor ha llegado a Córdoba tal cual cantó Rocío Jurado, como una ola, los cordobeses que ya han guardado las maletas hasta el año próximo y los que en breve cantarán sus guajiras como los últimos de Fuengirola. 

Vacaciones | Una joven pasa de largo en un local en días de vacaciones.

Que Córdoba (más bien multitud de cordobeses) ha detenido el pulso lo certifica la reiterada exhibición de carteles pegados en persianas bajadas a ras de suelo que avisan: «Cerrado hasta después del puente». Lo de hacer el agosto (y a 46 grados) ya si eso. Mal asunto como idea de principio. Manuel Rivera, coordinador del Centro de Análisis y Prospectiva del Turismo de la Universidad de Córdoba (CAPT), premio Andalucía de Turismo 2021 de la Junta, que, tanto empresarios como administraciones «han de contribuir a desterrar el efecto cerrado por vacaciones que aún damos en verano».

Contrasta la Córdoba de persianas bajadas y barrios como Arizona con el lleno estos días en las costas donde es habitual que se concentren los cordobeses. Este fin de semana, en Los Boliches había que echar la toalla al suelo en quinta fila de playa, algunas con el baño imposible por medusas de hasta dos metros (Rhizostoma luteum) que se dejan ver cerca de la orilla. El 20 de julio de 1969 el hombre hincó una bandera en la Luna, hoy es incapaz de clavar una sombrilla en Los Boliches el 15 de agosto.

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