La Gran Manzana de Nueva York es uno de los lugares más concurridos y famosos del mundo. Decenas de millones de personas, ya sean turistas o ciudadanos, pasean por sus icónicas calles repletas de restaurantes. Uno de ellos, llamado Ernesto’s y especializado en cocina española, sirve el plato cordobés más internacional de todos, el salmorejo.

El Ernesto’s es toda una oda la cocina española. El menú incluye una copa de vino andaluz y cinco platos degustación. En él, los comensales pueden elegir, además del mencionado plato cordobés, otros representantes nacionales como los calamares fritos con sepia, el pulpo a la plantxa, sí, a la «plantxa» o el pan con tomate, al que le añaden atún. Todo por el nada desdeñable precio de 150 dólares, impuestos no incluidos, ya saben, cosas de los Estados Unidos.

Volviendo al salmorejo preparado en Manhattan, la receta lleva tres cucharadas de vino de Jerez, cuatro dientes de ajo picado, media taza de aceite de oliva, cuatro huevos duros, la misma cantidad de tomate, 85 gramos de atún y, atención, una cucharada de miel.

El chef del restaurante, Ryan Bartlow, cuenta que dio con el plato en el libro de cocina de El Bulli, el mítico restaurante de Ferran Adrià, y lo califica como «cocina humilde» y «con alma».

Paradójicamente, mientras Pedro Sánchez visitaba Nueva York y se citaba con sus representantes institucionales, uno de los periódicos más vendidos de la ciudad, el Wall Street Journal, olvidaba al presidente y se centraba en las virtudes de esta sopa fría. La geopolítica a veces es muy divertida. En el artículo, Barlow da algunas claves para elaborar un buen salmorejo, anoten, «el huevo debe estar duro para darle textura. Y el atún debe dejarse en trozos grandes» y «todo debe ser bueno y sencillo». Como sugerencia queda que añada el flamenquín, aunque, esta vez, lo haga respetando la receta original.