Después de 30 años siguiendo la meteorología en la provincia, a Julián Blanco, jefe de la Estación Meteorológica Aeronáutica de Córdoba, no le impresiona un repunte en los termómetros como el que se espera mañana y que ya durante el día de hoy ha dejado las primeras muestras de altas temperaturas. Los 40 grados están aquí e, incluso, a lo largo de la jornada del domingo podrían rondarse los 45 en la provincia.

Pero, más allá del sofocón, para Blanco se queda en algo habitual. Y es que alcanzar picos de altas temperaturas, con riesgo extremo como ha decretado por Aemet, es la norma en Córdoba durante la época estival. Lo raro sería, como explica, encadenar ocho jornadas seguidas, por ejemplo, superando los 40 grados, como ya ha pasado algún año. Pero la bolsa de aire cálido procedente de África, por no decir de «regiones subtropicales», como aclara el experto, es solo aire al que le faltaría algún día para convertirse en ola de calor. Un fenómeno que requiere al menos tres seguidos. 

Desde la Oficina Meteorológica de la capital, en el Aeropuerto de Córdoba, varios profesionales observan a diario las condiciones climáticas y las temperaturas para ofrecer un servicio público extendido a nivel mundial como pocos. A día de hoy conocer el tiempo de cualquier parte del mundo está al alcance de cualquiera gracias a la evolución de las tecnología en los últimos años y a la labor constante de quienes se dedican al análisis de este.

Pero, más allá de eso, los observatorios situados en aeródromos juegan un papel vital, aunque quizás menos conocido. De ellos depende la información que los pilotos solicitan sobre las condiciones meteorológicas antes de emprender un vuelo, ya sean las local es o las de cualquier otro aeropuerto del globo. Así lo establece la colaboración entre Aemet y Aena, según cuenta el responsable provincial.

Equipos y sistemas informáticos en la Oficina Meteorológica de Córdoba, situada en el aeropuerto. Córdoba

Una rutina automatizada

Cuando Julián Blanco comenzó a encargarse de la información que concernía a Córdoba, el profesional era una especie de artesano observador. Entonces, explica el experto, se visualizaban a lo largo del día los termómetros y demás aparatos de medición para extraer unos resultados que, posteriormente, eran enviados mediante teletipos. Ahora la información está al alcance de cualquiera y actualizada a cada momento. Prácticamente en tiempo real. Y eso es posible, sin duda, gracias al desarrollo tecnológico.

Este quizás haya restado romanticismo a la profesión, pero «ha mejorado mucho» en la facilidad y la comodidad para llevarla a cabo, haciendo de esta una «rutina» automatizada. Los datos llegan desde los medidores, ya no hace falta consultar los termómetros. Incluso hay observatorios en diferentes localidades de la provincia que no requieren la presencia de ningún profesional, sino que recogen la información automáticamente.

Junto a la pista de aterrizaje del aeropuerto, en el «jardín meteorológico» asoman una serie de aparatos e instrumentos. Recibe ese nombre porque en dicho espacio hay plantados todo tipo de chismes de medición que sirven para extraer las conclusiones del clima en Córdoba. Antes deben pasar por la oficina, donde una serie de ordenadores con programas indescifrables a simple vista monitorizan los datos. Aun así, hay ciertas tareas que siguen realizándose como tradicionalmente. No existe, detalla Blanco, una máquina que mida la visibilidad o cuente las nubes. Por lo tanto, queda en ojos del observador realizar esta labor.

Tres décadas dan para mucho. Como para decir con lucidez que «el tiempo siempre ha estado loco», sin negar que «los veranos cada vez son más calurosos» o que en los extremos puede verse la huella del cambio climático. Para restar importancia a la bestia africana y reducirla a bolsa de calor. Que parece menos temible. Porque en Córdoba acoger temperaturas extremas no es extraño. Lo sorprendente sería, como menciona Blanco, llamarse Canadá y tener que enfrentar una ola de calor.

El denominado "jardín meteorológico" que reúne instrumentos de medición en el Aeropuerto de Córdoba. Córdoba