El Ayuntamiento de Córdoba llevará a cabo la rehabilitación de la Puerta del Puente con una técnicas innovadoras que pretenden frenar la humedad por capilaridad que está afectando al monumento, al igual que los cambios térmicos que perjudican de manera desigual a la cara sur de la puerta (más sometida a las altas temperaturas) y a la cara norte (más reservada y de edificación posterior, cuando se decidió convertir la puente en un arco y se duplicó la cara sur, ya en el siglo XX). La última vez que el Ayuntamiento actuó en este edificio construido en 1575 fue en 2007, cuando se empleó una técnica de reposición del mortero sujeto con acero y una malla de plástico que no ha funcionado.

La Gerencia Municipal de Urbanismo ha estudiado durante 6 meses la Puerta del Puente con sensores y sus técnicos han decidido actuar colocando una zanja drenante que impedirá que la humedad llegue hasta la piedra y se instalará una maquinaria que invertirá la polaridad de las moléculas de agua, que en vez de subir a la superficie quedarán en el subsuelo. El jefe de la Oficina de Arqueología de la GMU, Juan F. Murillo, y  la arquitecta del Servicio de Proyectos de la GMU, Rosa Lara, han detallado en qué consistirá la actuación que persigue acabar con la humedad por capilaridad que asciende desde el río y que está afectando a la piedra caliza que lo conforma.

Entre las novedades más interesantes que se aplicarán en esta restauración destaca el uso de biostone gel, un producto desarrollado por la Universidad de Granada y que se ha empleado ya en la Alhambra. La piedra caliza usada en Córdoba en los edificios históricos es muy porosa por lo que los productos químicos contra la humedad no funcionan bien. Tampoco los derivados de la cal. El biostone agiliza los procesos químicos que llevan a cabo las colonias de bacterias (carbonatogénesis bacteriana) que habitan en la piedra segregando carbonato de calcio, que cristaliza ayudando a evitar la humedad y formando una cubierta natural de la piedra.

Un hombre pasea por la Puerta del Puente, que se encuentra en mal estado. FRANCISCO GONZÁLEZ

Antes de todo eso, se retirarán todos los morteros "para parar absolutamente el deterioro del zócalo", ha explicado Rosa Lara y donde haya pérdida del volumen se hará una especie de revestimiento, un forro, con piedra o pequeños morteros de cal. Una vez que se impulsen estas medidas comenzarán las obras de restauración propiamente dicha, con la sustitución de la piedra que esté en mal estado y la consolidación del resto.

6 meses de plazo de ejecución

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La empresa Construcciones Antrojo SA es la encargada de llevar a cabo esta obra que se iniciará a principios de julio, tendrá un coste de 116.159 euros (salió a un precio de licitación de 119.999 euros) y un plazo de ejecución de 6 meses. El alcalde, José María Bellido, ha recordado que estando en la oposición denunció el estado del monumento y que ahora cumple su compromiso y una demanda vecinal de hace años; mientras que el presidente de la Gerencia Municipal de Urbanismo, Salvador Fuentes, ha subrayado lo novedoso de las técnicas que se emplearán y la importancia que tendrá el hecho de que se demuestren eficaces para la conservación del patrimonio cordobés.

Historia de la Puerta del Puente

En 1575, la ciudad de Córdoba encarga al arquitecto Hernán Ruiz III la construcción de una nueva puerta en la entrada del puente Romano, en sustitución de la entonces existente, que tenía su origen en una monumental portada de triple vano construida a mediados del siglo I aC, que había experimentado sucesivas transformaciones. Erigida en honor de Felipe II, la puerta muestra un vano adintelado flanqueado por dos pares de columnas dóricas sobre un alto podium de sillería almohadillada. Sobre el dintel se dispone un amplio friso que aloja la inscripción conmemorativa en el centro y relieves alegóricos en los extremos y se remata con cornisa decorada con triglifos y frontón semicircular que enmarca el escudo real.

En 1912 con motivo de la demolición del lienzo de muralla de la que formaba parte, quedó aislada. Tras una agria polémica entre quienes propugnaban su demolición y quienes defendían su conservación, el Ayuntamiento optó en 1928 por preservarla, si bien se transformó en arco de triunfo. Para ello se duplicó intramuros el diseño exterior, adquiriendo su actual fisonomía y quedando su base alrededor de un metro por debajo del nivel de la Ronda de Isasa, como consecuencia de los cambios de rasante operados para facilitar el acceso de la carretera N-IV al puente.