Luisma López es el propietario de un estudio de fotografía que se encuentra a 25 metros de la comisaría de la calle Doctor Fleming y que vive casi exclusivamente de la realización de fotos para el DNI. A sus 60 años, este autónomo se vería abocado al cierre de su negocio, «lo que me fastidiaría la jubilación», si el Gobierno mantiene la idea de que sea una máquina o un funcionario quien realice esa fotografía. 

«No se entiende por qué España no hace como el resto de países de Europa, donde el cambio al nuevo DNI no ha implicado que la foto se haga en las comisarías, ya que han pensado en el impacto que tendría para los fotógrafos», señala Luisma, «una persona se renueva el carnet de identidad cada cinco o diez años y hacerse las fotos cuesta 6 euros, por lo que el ahorro que dicen que puede aportar a los usuarios es ridículo, pero supone un golpe para los estudios de fotografía».

La cancelación de eventos derivada de la pandemia ha golpeado fuertemente a un sector que sufrió el impacto del salto al digital, que ha derivado en un intrusismo creciente. «Ahora todo el mundo tiene una cámara y hay muchas personas que tienen su trabajo y su sueldo fijo y que sin pagar impuestos ni estar dados de alta como profesionales se dedican a hacer bodas o comuniones en sus ratos libres sin cobrar o bajando los precios de forma incontrolada», comenta.

Respecto a la realización de la fotografía de carnet, recuerda que hasta ahora, las comisarías han sido muy exigentes con las características que deben cumplir las fotografías del DNI. «Ahora, el Gobierno pretende solucionarlo todo con un disparo rápido en una web cam y sin reunirse siquiera con los fotógrafos».