La crisis sociosanitaria derivada de la pandemia ha vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de cambiar el modelo de abordaje del sinhogarismo, una realidad que empeoró en Córdoba tras la crisis del 2008, cuando la mayoría de las personas que estaban en situación de calle eran inmigrantes, y que se ha acentuado con la pandemia, con mayor incidencia entre la población local. Si en el 2015, cuando se realizó el primer recuento anual tras años sucesivos de aumento, había 245 personas en calle o en los albergues, a finales del 2020 había 324. 

La Fundación Prolibertas, que gestiona en Córdoba el comedor trinitario y la Casa Libertad, celebra este año su 20 aniversario y este jueves ofreció una webinar en la que participaron el delegado de la entidad en Córdoba, Eduardo García, y la directora de la Unidad de Educación Inclusiva de la UCO y coautora del diagnóstico del sinhogarismo que está elaborando la Universidad, Carmen Cruz.

Ambos ofrecieron una interesante retrospectiva sobre la evolución de la atención a las personas sin hogar en los últimos 20 años, en los que el número de recursos disponibles ha ido aumentando de forma paralela al incremento de la exclusión social. Ambos insistieron en que las personas sin hogar no son solo aquellas que viven en la calle o en casas de acogida sino que abarca otras realidades que incluyen a personas sin vivienda o con vivienda insegura o inadecuada (ocupaciones ilegales, personas amenazadas, mujeres en casa de acogida, inmigrantes en campamentos o centros de internamiento, desahucios, asentamientos chabolistas, pisos patera, personas que viven en coches o trasteros...)

"Cualquiera puede cruzar esa línea si pierde el empleo y no cuenta con una red de apoyo"

Carmen Cruz recalcó igualmente que no existen perfiles de personas sin hogar sino que «cualquiera puede cruzar esa línea por algo tan sencillo como perder el empleo y no contar con una red de apoyo», por lo que animó a desterrar estereotipos. El sinhogarismo no es culpa de la persona, expusieron, «ni fruto de la mala suerte individual, sino un fracaso colectivo del que es responsable toda la sociedad». Detrás de cada caso, hay múltiples factores que requieren «un abordaje multidisciplinar que vaya más allá de los Servicios Sociales y atienda a factores como la salud o el acceso a la vivienda».

"Necesitamos con urgencia unas instalaciones nuevas para mejorar la atención a estas personas"

Desde la creación en 1989 del comedor trinitario, el Ayuntamiento y distintas entidades han puesto en marcha la casa de acogida Madre del Redentor en 2001, la Casa de Acogida Municipal en el 2008, las uvis sociales de Cáritas y Cruz Roja, la Red Cohabita, el programa Hábitat de Housing First, el centro de día Casa Libertad de Prolibertas, creadores también de las Libertiendas de comercio circular; y en 2018, del equipo municipal de intervención de calle. García aprovechó para reiterar una vez más la petición a la Gerencia de Urbanismo de un espacio donde ampliar las instalaciones del comedor y reclamó la reactivación del Plan integral contra el sinhogarismo de la ciudad de Córdoba, que se constituyó justo antes de la pandemia, tras el respaldo unánime del pleno, y no se ha vuelto a reunir. 

Red Cohabita: un antes y un después

En el año 2015, Córdoba empezó a trabajar el sinhogarismo en red, lo que inició un camino de coordinación entre el área de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Córdoba y las distintas organizaciones que trabajan contra el sinhogarismo, desde la fundación Prolibertas y el comedor trinitario, que fue el primer recurso de la ciudad centrado en esta tarea, a Cáritas, Adeat, Cruz Roja y Hogar sí, además de la Fundación Don Bosco Salesianos Social, que está pendiente de incorporarse.

Según Eduardo García, delegado de Prolibertas, esto marcó «un antes y un después» que permitió a los distintos actores conocerse y comunicarse, elaborar guías de buenas prácticas para profesionales y usuarios, establecer recuento anual de personas sin hogar, impulsar la sensibilización y conseguir el efecto político necesario para movilizar recursos para incorporar la metodología Housing First o elevar al Pleno la necesidad de poner en marcha un plan municipal contra el sinhogarismo.

Las sucesivas crisis y el fenómeno creciente del sinhogarismo hacen que ese trabajo en red afronte ahora nuevos retos como «el empoderamiento de las personas sin hogar y su participación en la sociedad, la mejora de las políticas de acceso a la vivienda y de la coordinación entre administraciones para superar las barreras burocráticas que frenan los avances», expusieron Eduardo García y Carmen Cruz, que también insistió en la importancia de incorporar la perspectiva de género en el tratamiento del sinhogarismo: «Hay muchas mujeres sin hogar pero son más invisibles porque el miedo a sufrir agresiones o la falta de espacios adaptados a sus necesidades les lleva a refugiarse en cualquier espacio, a menudo, a costa de la explotación».