La sala 16 de la Ciudad de la Justicia acoge desde este martes el juicio contra los dos profesores que viajaron con la excursión del IES Colonial de Fuente Palmera a la zona de Los Villares y de los Baños de Popea, en la que un niño de 13 años murió ahogado en una fosa, que corre a cargo del juzgado de lo Penal número 4 de Córdoba.

En su declaración, los dos profesores, para los que las acusaciones piden 4 años de prisión para cada uno, han asegurado que en ningún momento dejaron de vigilar a los menores, ni observaron ni oyeron ningún movimiento, gesto o grito que les alertaran de alguna situación anómala.

El profesor, que incluso grabó un video con los menores bañándose, ha indicado que "llevo tres años preguntándome cómo no vi nada, ni un ruido, ni un manotazo ni nada". Además, el profesor ha señalado que el niño, igual que sus demás compañeros salió nadando de la cueva que habían visitado y que no había apreciado nada extraño ni el menor indicó en ningún momento que no supiera nadar. Varios monitores de la empresa contratada han señalado que antes de empezar la actividad los alumnos fueron interrogados sobre si sabían nadar y ninguno manifestó que no supiera. Además, el lugar donde se desencadenaron los hechos es un espacio del río a unos metros de la salida de la cueva, donde el menor se introdujo con otros amigos. Algunos de los compañeros declaró en su momento, según se ha explicado hoy en la sesión, que el escolar fallecido bromeó varias veces diciendo que se ahogaba, pero luego nadie se percató del suceso.

El cuerpo del chiquillo fue hallado varias horas después en una fosa del río Guadiato donde se había bañado con otros compañeros.

Los dos acusados (el profesor de Educación Física y la profesora de Inglés) han coincidido en señalar, junto con algún testigo, en que la zona no tiene ninguna señalización prohibiendo el baño, a preguntas del abogado de la defensa, que ha insistido también en dejar claro que el lugar no reviste gran peligro y que incluso es frecuentado por numerosas familias para disfrutar del baño. Además, han indicado que la actividad se realizó de acuerdo con las propuestas de la empresa de multiaventura contratada al efecto, en la que había cinco monitores. Los monitores, porque el dueño de la empresa ha fallecido, han declarado esta mañana, pero alguno de ellos han señalado que fueron porque eran amigos o vecinos del dueño que les pidió que lo acompañaran en la actividad, aunque no tienen en su mayor parte titulación alguna al respecto, pero sí alguna experiencia anterior. Tampoco ellos apreciaron nada extraño durante el desarrollo de la actividad ni al salir de ella.

Por su parte, la madre del menor ha señalado que ella autorizó la actividad en los Baños de Popea, pero no donde se desarrolló al final, que era la Cueva del Fato. Ha asegurado la madre del pequeño ahogado que si ella llega a saber que iban a ir a un lugar como ese no lo hubiera autorizado, porque su hijo no sabía nadar con destreza y que no lo hubiera dejado meterse en ese lugar, ni aunque hubiera ido con ella. Uno de los monitores interrogado como testigo ha reconocido que, aunque el lugar conocido como Baños de Popea es otro más concreto, toda esa amplia zona de los alrededores se conoce también con ese mismo nombre, aunque ese enclave sea el río Guadiato. Sobre el conocimiento de la fosa donde fue hallado el cuerpo del escolar, algunos monitores han indicado que era conocida por ellos y otro ha señalado que al ser un cauce de agua en movimiento hay fosas que se generan y desaparecen y es difícil conocer su existencia.

Las intervenciones de la Fiscalía y la acusación particular se están centrando en demostrar la falta de vigilancia y control de los profesores sobre el grupo completo de los niños. La acusación insiste en preguntar cuándo se hicieron los recuentos de los niños y cuándo dejó de tenerse controlado al grupo completo, lo que ocurrió al final de la tarde, cuando los menores ya de dirigían al autobús, y se dieron cuenta de la ausencia del menor.