Córdoba consume casi el 21% de la biomasa de uso térmico en Andalucía y, además, acumula cerca del 30% de la energía eléctrica que se produce gracias a este combustible. El Informe de Infraestructuras Energéticas de la Agencia Andaluza de la Energía expone que Córdoba despunta en instalaciones de generación de energía eléctrica con biomasa, contando con un total de ocho plantas con una potencia total instalada de 81,14 megavatios, el 29,6% de toda la región.

En estas plantas se utilizan como combustible distintas biomasas del olivar: orujo, orujillo, hoja y poda de olivo. Esas ocho plantas se encuentran en Baena (Agroenergética de Baena, la más productiva), Cabra (Bioenergética Egabrense), en Cañete de la Torres (Severaes), Lucena (Bioenergía Santamaría), Palenciana (hay tres: Agroenergética de Algodonales, El Tejar y Vetejar) y en Puente Genil (Biomasa Puente Genil).

Además, el consumo de biomasa para uso térmico aumentó de forma muy significativa en el año 2019 (último ejercicio del que se tienen datos) con respecto al 2018, debido a que en ese año hubo una buena campaña de la aceituna. Esto supuso, incluso, que se creara la necesidad de almacenar orujo en balsas a la espera de ser procesado.

Tal y como explican desde la Agencia Andaluza de la Energía, la biomasa es un recurso muy rentable, que tiene un manejo propio de combustible sólido y para la que la industria actual cuenta con tecnologías para su uso. Desde hace décadas ha sido el sector industrial el que más uso ha hecho de la biomasa, pero en la última década también se ha percibido un crecimiento espectacular de instalaciones en los sectores residencial y de servicios.

Por otra parte, el incremento de uso de biomasa para calefacción y producción de agua caliente sanitaria en edificios ha subido tanto que esto ha supuesto una mejora en la calidad del combustible. Estas instalaciones precisan de un combustible más limpio, así como la minimización de la producción de cenizas y la emisión de partículas u olores.

En el caso de instalaciones de biomasa para usos térmicos, en Córdoba hay 4.712 instalaciones que generan una potencia térmica de 399,52 megavatios (más del 22% del total andaluz). De esas instalaciones de uso térmico y climatización con biomasa, la Agencia Andaluza de la Energía resalta algunas puestas en marcha en el último semestre, como cuatro calderas instaladas en colegios de Almodóvar del Río y La Carlota (que suman una potencia de 645 kilovatios) o la sustitución de una caldera de gasoil por una caldera de biomasa para uso industrial en Lucena (con 7.864 kilovatios de potencia). La mayor parte de instalaciones térmicas de biomasa se concentran en el sector residencial (4.364), mientras que hay 282 en la industria, 61 en los servicios y cinco en el sector primario.

Sobre el uso térmico de la biomasa habla el catedrático de la Universidad de Córdoba y experto, entre otros ámbitos, en aplicaciones energéticas de la biomasa, Jesús López. En este caso, detalla las potencialidades del hueso de la aceituna, de tamaño uniforme, poder calorífico alto y humedad baja. Tal es su potencial y su calidad como combustible para uso térmico que gran parte de ese hueso se exporta a países que percibieron sus características incluso antes que aquí.

Estas facultades han provocado, explica López, que su uso se haya multiplicado a lo largo de los últimos años y esté presente en la calefacción de piscinas públicas o en las citadas calderas de los colegios.

Centros logísticos de biomasa

López también apunta hacia una idea que considera clave en cuanto a estos combustibles: la creación de grandes centros logísticos donde hacer tratamiento y acopio de los mismos. En Europa, ya empiezan a desarrollarse estos supermercados de biomasa que darían servicio a empresas cercanas y que podrían acoger distintos residuos (como los restos del olivo o cáscaras de almendras) y proceder a su tratamiento (para fabricar pélets, por ejemplo) y luego surtir a su alrededor.