Las dos mayores intervenciones de peatonalización, las de la calle Cruz Conde y de la Ribera, cumplen diez años sin perspectivas de que haya más a corto plazo de similar envergadura. La pandemia deja fuera de la agenda las peatonalizaciones a la espera de tiempos mejores y de consenso en torno a las mismas. El Ayuntamiento de Córdoba no tiene previsto por ahora llevar a cabo obras y restricciones de tráfico que supongan una auténtica metamorfosis y revolución como en su día ocurrió con estas dos intervenciones. No hay nada previsto más allá de la obra que está a punto de empezar y que va a llevar a cabo dentro del programa Edusi en el eje Realejo-San Lorenzo para que tenga plataforma única; o de elevar a definitiva la restricción que se estrenó en la Viñuela (entre Poeta Muhammad Iqbal y Tras la Puerta). Ni en el centro, donde los comerciantes pedían peatonalizar Claudio Marcelo, ni en el eje monumental, donde en el anterior mandato se anunció un plan para dar un aspecto más peatonal a Ronda de Isasa, ni en otro punto hay nada contemplado

El responsable de Movilidad, Miguel Ángel Torrico, explica que «ahora mismo no tenemos ninguna prevista» y que antes de que haya alguna peatonalización hay que ver el tipo de obra que plantee Infraestructuras y ha de lograrse consenso con todos los implicados. De momento, y según señala, tampoco hay «demanda por parte de nadie». En relación al tramo de la Viñuela, afirma que la idea es «que se mantenga», pero «estamos esperando tiempos de mayor normalidad», ya que «evaluar el impacto vecinal y comercial con el covid no es lo más prudente».

Antes y después de la calle Cruz Conde. FRANCISCO GONZÁLEZ

Decidir qué cambió más tras las obras, si Cruz Conde o la Ribera, es difícil. En Cruz Conde, se pasó de una vía en doble sentido transitada por todo tipo de vehículos a una calle con plataforma única y sin nada de tráfico. Llegar a ese punto no fue fácil. La idea de semipeatonalizar o peatonalizar Cruz Conde protagonizó parte del mandato de IU y PSOE entre el 2007 y el 2011. Hasta poco antes de que estuviesen finalizadas las obras el gobierno local no veía más opción que la de semipeatonalizar para dejar pasar vehículos hacia el aparcamiento de Edaco. Por más vueltas que le dio, y a pesar de la defensa que hizo entonces Comercio Córdoba de una vía sin tráfico al estilo de la calle Larios de Málaga, no encontró otra alternativa.

Las obras de la calle Cruz Conde, que se sufragaron con los fondos anticrisis de la Junta, empezaron el 8 de noviembre del 2010 con un plazo de ejecución previsto de siete meses, que acabaría en mayo. Antes y durante los trabajos la opción barajada no era la peatonalización integral que reclamaba el comercio y que no querían los vecinos. Sin embargo, en febrero del 2011, siendo alcalde el ya fallecido Andrés Ocaña, en una visita que realizó a las obras junto con el presidente de Comercio Córdoba, Rafael Bados, ya exhibió un cambio de parecer. Era la primera vez que se mostraba partidario de restringir más de lo que se había previsto.

Antes y después de la peatonalización de la Ribera. FRANCISCO GONZÁLEZ

A mitad de abril, la obra estaba prácticamente acabada. Se acercaba la Semana Santa y era la primera vez que se iba a poder pasear por ella con su nuevo aspecto y sin coches. No obstante, después de aquella Semana Santa los trabajos continuaron un mes más hasta su total culminación. Aquel año hubo elecciones municipales y en junio entró un nuevo gobierno local, el del PP, con José Antonio Nieto como alcalde, que fue quien tomó la decisión de que por Cruz Conde no circulasen autobuses, ni residentes, ni ningún tipo de vehículo. La principal dificultad, la del tránsito que generaba el parking de Edaco, se solventó permitiendo el paso de los vehículos por un lateral del bulevar de Gran Capitán. En cuanto a los autobuses, hasta las Tendillas solo se permitió la llegada de la línea 1.

En la Ribera hubo menos polémica. La intervención, iniciada en octubre del 2008, formaba parte de la remodelación que acometía la Junta en el eje monumental desde el 2004. De Caño Quebrado a Santa Teresa de Jornet, la antigua carretera nacional daba paso a una plataforma única pensada para el peatón, para el que había quedado en exclusiva el Puente Romano y había surgido un nuevo espacio bajo la Puerta del Puente. En abril del 2011, antes de la Semana Santa, la parte de la Ribera más próxima a la Puerta del Puente, la central, quedaba lista para los viandantes. El Domingo de Ramos, por primera vez, pasaba bajo la Puerta del Puente una cofradía. Tras esa Semana Santa las obras que faltaban, las de los laterales, quedaron paradas y no concluyeron hasta noviembre del 2012, pero en abril de hace una década ya se había disfrutado de parte de la Ribera peatonal. Aquel mes se estrenaba el eje Cruz Conde-Calahorra, casi dos kilómetros para el peatón. Tras la reforma, se colocó una cámara y solo se permitió el paso del transporte público.

Diez años después

Diez años después, Cruz Conde es una calle peatonal que cada vez tiene más locales cerrados a pesar de aquella metamorfosis. En cuanto a la Ribera, tras la reforma experimentó una revitalización. Allí los bares y restaurantes fueron los protagonistas y ocupan gran parte de Ronda de Isasa, vía en la que el Ayuntamiento, en el anterior mandato, limitó más aún el tráfico permitiendo solo el paso a los residentes. Tanto el presidente de Comercio Córdoba como la presidenta del consejo de distrito Centro, Juana Pérez Girón, creen que las dos actuaciones merecieron la pena.

Un antes y un después para el centro y para el casco histórico

Para el presidente de Comercio Córdoba, Rafael Bados, la peatonalización de Cruz Conde supone «un antes y un después para el centro», al igual que la de la Ribera fue «una experiencia positiva». A su juicio, la situación actual de Cruz Conde, en la que proliferan los locales vacíos, no tiene nada que ver con la reforma que se hizo, «que favoreció el comercio y al conjunto de la ciudadanía», ya que «fue un espacio que se ganó para el peatón». El problema allí es, asegura, el «tipo de locales que hay y el precio que tienen», por lo que opina que «hace falta una reflexión por parte de los implicados» y «replantearse los precios». A eso se suma la competencia de las grandes superficies y la venta online. Bados piensa que si la remodelación no se hubiera hecho, la situación de la calle «sería peor». Comercio Córdoba planteó también peatonalizar Claudio Marcelo, arteria importante que queda por remodelar tras la peatonalización de Capitulares. La federación considera necesario peatonalizar de forma definitiva el tramo de Viñuela que está de prueba y actuar en Ciudad Jardín.

La presidenta del consejo de distrito Centro, Juana Pérez Girón, piensa que «mereció la pena» la transformación de Cruz Conde y la Ribera. A su juicio, el cierre de locales de Cruz Conde «no tiene nada que ver con la peatonalización», sino que se debe «al cambio en los hábitos de venta y de compra». En la Ribera, en cambio, «los únicos negocios que se abren son bares», señala. A su juicio, en el centro hace falta el arreglo de la calle Claudio Marcelo, aunque los vecinos temen que «sea para los bares». También piensa que hay que revisar las zonas acire.