- Hace un año se declaró el estado de alarma. ¿Qué cree que se ha hecho bien y qué se debería haber evitado?

- Lo mejor de todo ha sido, una vez más, la capacidad de superación del ser humano ante la adversidad. Tanto a nivel individual como colectivo, el esfuerzo, la superación, la unión de voluntades y la solidaridad ante el miedo, la inseguridad, la incertidumbre y el sufrimiento, que ha sido impresionante. Lo peor de todo, la falta de unidad política. Esto ha influido negativamente en la resolución de problemas y en la convivencia de la ciudadanía.

- ¿Qué considera prioritario en esta nueva etapa en la que nos encontramos?

- Es necesario, a nivel sanitario vacunar de forma inmediata al 100% de la población; en el ámbito económico, implementar un plan de recuperación de todas aquellas actividades que se han visto más afectadas por la crisis, especialmente pymes y autónomos, y en lo social no permitir que haya personas que no tengan sus necesidades básicas cubiertas.

- ¿Se muestra optimista con una pronta recuperación de la economía de Córdoba y por qué?

- Tengo tendencia a tener una visión positiva, pero no por eso dejo de ver la realidad. Los principales sectores son muy diferentes y se irán recuperando a distintos ritmos. El turismo y la hostelería, por ejemplo, hasta no quedar resuelto el ámbito sanitario no podrán desarrollarse con normalidad, mientras que el sector agroalimentario no será tan exigente en ese aspecto. Fundación Prode desarrolla una gran diversidad de actividades e, igualmente, se recuperará de forma diferente dependiendo de cada sector.

- ¿Cuál ha sido para usted la mayor enseñanza de esta situación?

- La especie humana ha sobrevivido a lo largo de los años, frente a otras especies más fuertes, por su capacidad de colaboración y adaptación, fruto de su inteligencia. Esto parece que se nos ha olvidado. La primera lección es que dependemos unos de otros. Es imprescindible la mutua cooperación para salir adelante, es necesario facilitar servicios públicos básicos para el desarrollo social, como la sanidad y la educación. Debemos cuidarnos unos a otros y provocar una distribución más justa e igualitaria de los recursos a todos los niveles. Y, por otro lado, invertir más en investigación, desarrollo e innovación, orientando inteligentemente ese esfuerzo a la implantación de un sistema de mayor respeto por la naturaleza y teniendo como eje vertebrador el bienestar social. Es necesario que los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible no queden en papel mojado.