Hace un año se declaró el estado de alarma. ¿Qué cree que se ha hecho bien y qué se debería haber evitado?

La pandemia del covid-19 ha demostrado que no estábamos preparados para afrontar una crisis de este tipo, por lo que se ha actuado con un importante grado de improvisación que ha llevado a cometer algunos errores. Las medidas de apoyo a empresas y autónomos que se habilitaron en un primer momento, como los ertes, créditos ICO o cese de actividad de autónomos han estado entre los aciertos. Sin embargo, se ha llegado muy tarde con las ayudas directas. Se debería haber evitado tratar de la misma forma, en cuanto a las restricciones, al comercio de cercanía y a las grandes superficies.

¿Qué considera prioritario en esta nueva etapa en la que nos encontramos?

En primer lugar, incrementar el ritmo de vacunación para poder relajar las restricciones lo antes posible. En segundo, la puesta en marcha de forma inmediata del plan de ayudas directas para comerciantes y hosteleros, ya que muchas empresas y autónomos están al límite y pueden verse abocados al cierre y emprender sin dilación un plan de apoyo al comercio de cercanía que incluya, entre otras cuestiones, campañas de concienciación y la digitalización para acelerar el salto a la venta on line, que ha sido un salvavidas y que es una tendencia de futuro, ya que los consumidores están cambiando sus hábitos.

¿Se muestra optimista con una pronta recuperación de la economía de Córdoba y por qué?

El sector del comercio se ha visto golpeado por dos crisis consecutivas, la financiera del 2008 y la actual. La situación es muy complicada y sin un incremento rápido del consumo, va a ser difícil que se recupere a corto plazo. Sin embargo, la aceleración de la campaña de vacunación y la posibilidad de una apertura gradual al turismo hace vislumbrar cierta luz al final del túnel. En cualquier caso, el sector va a necesitar apoyo a largo plazo de las administraciones para recuperar los niveles previos a estas dos crisis y abordar el imprescindible salto al mundo digital.

¿Cuál ha sido para usted la mayor enseñanza de esta situación?

Que la sociedad debe ser consciente de que hay que invertir en servicios públicos esenciales como la sanidad y que una de las prioridades de cualquier gobierno debe ser potenciar y elevar la inversión en I+D+i. También hemos aprendido de la debilidad de las cadenas logísticas a nivel mundial y la dependencia existente, en algunos ámbitos que han resultado claves, de la producción de terceros países como los del sudeste asiático.