Hace un año se declaró el estado de alarma. ¿Qué cree que se ha hecho bien y qué se debería haber evitado?

En los meses previos el estallido de la crisis sanitaria, los agricultores y ganaderos habíamos estado realizando movilizaciones para protestar, por la crisis generalizada de precios en origen, los desequilibrios en la cadena alimentaria y una PAC más social. El conjunto de la sociedad ha podido tener una falsa sensación de que esta situación ha beneficiado al sector agrario a tenor de las compras masivas en los supermercados y tiendas durante los primeros días de confinamiento, y del no cese de la actividad productiva del sector para abastecer de alimentos a la población.

¿Qué considera prioritario en esta nueva etapa en la que nos encontramos?

Por otro lado, la prioridad en esta nueva etapa ha sido superar las limitaciones propias de la pandemia, como limitaciones de movilidad para los trabajadores, cierre de fronteras para el tránsito de temporeros, cierre del canal Horeca, problemas logísticos y de actividades complementarias, y una reducción de las exportaciones del sector agroalimentario, tanto a países de la UE como extracomunitarios. También ha habido cambios en los hábitos de consumo doméstico, pues el confinamiento de los ciudadanos ha hecho reducir la frecuencia con que se acude a los establecimientos. Así mismo, se ha optado, sobre todo, por alimentos no perecederos.

¿Se muestra optimista con una pronta recuperación de la economía de Córdoba y por qué?

Ahora que ya estamos inmersos en la desescalada hacia esa llamada nueva normalidad exige, más que nunca, medidas de apoyo económico y cierta flexibilidad para paliar las pérdidas de los subsectores agrarios más afectados, y para el futuro del medio rural. La pandemia ha sido dura, pero el camino hacia la recuperación y reconstrucción de todos los tejidos socioeconómicos también lo será.

¿Cuál ha sido para usted la mayor enseñanza de esta situación?

Hemos sacado algunas cosas fundamentales en claro; una de ellas es la importancia de asegurar la producción de alimentos y el abastecimiento de los mercados. Los agricultores y ganaderos hemos estado a la altura de lo esperado del sector por la sociedad. Otra enseñanza importante es que necesitamos una PAC mejor redistribuida y con mayor equidad, y para ello el único instrumento que tenemos es la ayuda redistributiva. Esta ayuda iría destinada a un tipo de explotación que necesita un apoyo suplementario para hacerla más viable y resiliente de cara al futuro.