Hace un año se declaró el estado de alarma. ¿Qué cree que se ha hecho bien y qué se debería haber evitado?

Pienso que han sido muchas cosas las que se han hecho de bien a muy bien, e igualmente creo que han sido otras muchas las que se han podido evitar. Es evidente que la respuesta a la alarma establecida en países de nuestro entorno no tuvo su reflejo en España, retrasándose por quienes tenían y tienen las competencias, porque no se puede disimular que datos e indicios existían y eran más que patentes. También considero que, a estas alturas, se debería haber actualizado la legislación en materia de salud pública y más cuando las competencias están hoy en las comunidades autónomas, no en el Ministerio.

¿Qué considera prioritario en esta nueva etapa en la que nos encontramos?

Asegurar que el plan de vacunación sea lo más eficiente y ágil posible, dado que es una cuestión vital, en el estricto sentido de la palabra. Alguien debería ser consciente de que la actividad productiva de muchos sectores, muy importantes para la economía española, está muy seriamente afectada, amenazados en su continuidad y capados en su competitividad y que, pese a lo apoyos financieros, la situación puede ser irreversible y eso conlleva desempleo y pobreza. Por ello, son necesarias ayudas directas a empresas, cooperativas y empresarios autónomos.

¿Se muestra optimista con una pronta recuperación de la economía de Córdoba y por qué?

Aún quedan datos más profundos que nos detallen cómo es la herida y efectos adversos que van a producirse por esta enfermedad. Quedan muchas incógnitas por despejar, pero los datos macroeconómicos del 2020 reflejan la profundidad de la crisis. En economía hay que ser tremendamente realista. Sin embargo y no por ello hay que volverse pesimista. Debemos confiar mucho en la capacidad de nuestros hombres y mujeres para nuevamente incorporarnos y seguir adelante. Estoy convencido de que muchos empresarios, junto a los trabajadores que se hayan visto afectados por la inactividad, están ya pensando en cómo poner manos a la obra en cuanto las restricciones se vayan relajando con la debida cautela.

¿Cuál ha sido para usted la mayor enseñanza de esta situación?

La resiliencia, la solidaridad, la entrega y renuncia a lo superfluo, así como la enérgica respuesta del conjunto de la sociedad. Cuanto pase quedará para la historia contemporánea, será nuestra «guerra». Eso sí, tendremos que trabajar para que siempre prime el interés general de la sociedad por delante de otros.