La cordobesa Inmaculada Salcedo, jefa de Medicina Preventiva y Salud Pública del hospital Reina Sofía y portavoz del grupo asesor de expertos para el coronavirus en Andalucía, hace balance de este primer año duro de pandemia del covid-19.

-Cómo describiría este último año, marcado por la pandemia?

Desde que el 7 de enero de 2020, momento en el que las autoridades chinas comunicaron la existencia del covid-19 nuestras vidas cambiaron por completo. En Andalucía, con una actuación ágil y preventiva, se constituyó el 27 de enero del 2020 el grupo asesor de expertos, del que fui nombrada portavoz. A partir de ahí, mi vida dio un giro de 180 grados. He compatibilizado mi labor como jefa del servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del hospital Reina Sofía, un servicio donde ha recaído gran parte del trabajo de la pandemia, con los viajes y reuniones como portavoz, además de intentar estar al día de toda la evidencia científica disponible. El próximo jueves, 11 de marzo, se cumple un año de la declaración de la pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En España se declaró el Estado de Alarma y sufrimos un intenso confinamiento que afectó a las familias y a la economía. Cuando echo la vista atrás parece que ha pasado mucho tiempo porque han acontecido muchas cosas. Como sanitaria, y teniendo cerca el día de la mujer, tengo que decir que esta fecha cobra un sentido especial. Hemos sufrido mucho y hemos visto a compañeros sufrir, trabajando sin descanso, sin EPIs, con falta de material, implantando la telemedicina y las videoconsultas, gestionando circuitos en los centros sanitarios, modificando zonas quirúrgicas, dando toda la formación posible, implantando los protocolos del ministerio y yendo por delante en ocasiones. Terminando a altas horas de la noche, a veces agotados y apoyándonos unos a otros para no decaer.

¿En qué situación se encuentra ahora la población ante el virus?

La población está cansada del virus, sigue asustada y muchas familias con la economía muy mermada y pasando serias dificultades, con la esperanza puesta en las vacunas que, a día de hoy, son aún escasas. La ciudadanía ha visto fallecer a familiares sin poder despedirlos, han estado encerrados con miedo a contagiarse y pasando miedo por los mayores, los más vulnerables. La gran mayoría de las personas se ha comportado bien, cumpliendo las medidas preventivas que funcionan y se ha demostrado. Actualmente estamos intentando vacunar al máximo de personas, pero hay dificultades y faltan aún muchas vacunas. Además, han surgido las variantes de virus que nos traen de cabeza. Las personas vacunadas no tendrán la enfermedad grave, pero pueden trasmitir la enfermedad.

¿Qué se puede hacer frente a las nuevas variantes?

Para todas las variantes las medidas son válidas: estricta higiene de manos; mascarillas siempre, incluso para comer y beber; distancia social; ventilar las estancias y no viajar salvo que sea absolutamente imprescindible.

¿Debe existir una preocupación extra ante la aparición de nuevas variantes?

A la población me gustaría transmitirle el mensaje de que debe seguir cumpliendo las medidas de prevención, que es lo que puede hacer por sí misma y por los demás, y nosotros pondremos las vacunas sin tregua conforme lleguen. Sin embargo, hay que saber que algunas variantes no están cubiertas por la vacuna y que no es lo mismo estar vacunado que inmunizado. Obviamente, la vacuna es la esperanza mayor que tenemos, pero no podemos descuidarnos.

¿Qué balance realiza de la colaboración desarrollada?

La colaboración ha sido fundamental, porque ha habido una gran sobrecarga. Los centros de salud han sufrido la primera línea de pacientes covid, sin protección en los inicios y con algunos compañeros contagiados que fallecieron. Los servicios de Salud Pública (epidemiología en atención primaria y Medicina Preventiva y Salud Pública en los hospitales) estamos muy presionados por la escasez previa de recursos de la que partíamos y que se han demostrado imprescindibles. Esta pandemia es un gravísimo problema de salud pública que hay que abordar de manera global por los servicios de salud pública. Las medidas abarcan también a la población. Si se detectan con mucha agilidad los casos, los contactos se van controlando y se evitan muchas muertes. No teníamos esa cultura clara como una prioridad y ha demostrado ser imprescindible.

¿La ciudadanía está cumpliendo las medidas?

Hay muchas personas concienciadas, pero otras presentan actitudes incívicas, que hacen mucho daño y no son conscientes de que el virus les puede afectar a ellos, a sus familias y contactos.

Si hay cuarta ola, ¿será más leve?

Lo ideal sería no dar lugar a una cuarta ola, pues aún no nos hemos recuperado de la tercera. Pero si se diese, no podemos garantizar que sea más leve. Conocemos más el virus y, si algo sabemos, es que no hay un tratamiento eficaz, sino abordajes individualizados que se aplican según evoluciona cada paciente. Lo que sí es esperanzador es que bajen los casos y contagios entre los vacunados.

Este año la gripe no ha tenido incidencia. ¿Ha desaparecido por siempre o volverá a tener la frecuentación de otros años cuando el covid pase a convertirse en una enfermedad como venía siendo la gripe habitualmente?

Efectivamente no se han declarado casos de gripe este año. También ha habido un descenso de virus respiratorios en general, de reagudizaciones en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y meningitis graves. El común denominador de estas enfermedades es la transmisión por gotas y el contacto, por lo que la mascarilla, la higiene de manos y la distancia social, junto a la ventilación, se han demostrado muy eficaces. Por eso, hay que insistir mucho en mantener dichas medidas preventivas.

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