Aunque no lo parezca, Mira Papo, Hanna Lévy-Hass, Annette Cabelli, Liana Millu, Sara Jerusalmi, Artemis Meiron, Ivón Razón y Estreja Ovadja Kolonomos tenían origen hispánico. Todas ellas sobrevivieron al Holocausto y, ayer, tuvieron un lugar especial en la Casa de Sefarad de Córdoba. Como cada 27 de enero desde hace 14 años, el centro cultural cordobés homenajeó a las víctimas del genocidio nazi. Esta vez, con las mujeres sefardíes como protagonistas.

El origen de sus antepasados las unía, pero fue una de las grandes catástrofes históricas la que acabó involucrándolas en una misma historia. «Se sabe por su genealogía que son de origen español, de nuestros judíos expulsados», explica Sebastián de la Obra, director de la Casa de Sefarad. De su vida, ellas mismas «han dejado testimonio escrito», pero «no se han popularizado». «Hay muchos testimonios sobre el Holocausto», dice el director del centro, «pero siempre son hombres». «La mujer como testigo del Holocausto no ha tenido un gran protagonismo hasta hoy en día», afirma De la Obra. Eso ha dejado, durante años, muchas páginas de la historia en blanco. «Como ha habido tantas películas, tantos libros, parece que es un tema resuelto. Y no lo es». Según De la Obra, existe una clara diferencia entre las víctimas. «Todos sufren, es decir, no hay género en esto. El sufrimiento de hombres y mujeres en los campos de exterminio es similar, pero la técnica y la metodología es diferente», detalla. «Con la mujer hay un escarnio particular», y señala al cuerpo femenino como factor diferenciador. Por ejemplo, cuenta De la Obra, una mujer aria no podía abortar, mientras que los judías, las gitanas y las mujeres de otras etnias estaban obligadas.

Un recorrido por el olvido

Al encuentro, con aforo limitado, asistieron 35 personas, que pudieron conocer de primera mano la biografía de estas mujeres sefardíes. Algunas de ellas, se convirtieron en heroínas en sus propios países. Pero, como explicó De la Obra, el objetivo, además de destacar el testimonio de las supervivientes, fue arrojar luz sobre temas concretos de la historia: cómo se ha ignorado el papel de la mujer, si existe especificidad en relación con su cuerpo como objeto de persecución y en el papel de la mujer como «cobaya» de experimentos médicos y sanitarios.

El recorrido por la memoria de las víctimas del Holocausto es complicado. Sobre los testimonios, el director del centro apuntó que «hemos tardado más de 60 años en descubrirlo», porque muchos «tenían vergüenza de haber sobrevivido». Pero el esfuerzo de muchos de ellos y el trabajo divulgativo hacen que se cree una memoria colectiva. Porque, como dijo De la Obra, «el alejamiento de lo que sucedió provoca olvido, y el olvido facilita que las cosas se puedan repetir».