Nadie mejor que él conoce las carencias de la ciudad y el trabajo que cuesta sacar adelante cualquier proyecto. Aunque se dedica a la enseñanza, Juan Andrés de Gracia lleva una larga trayectoria dentro del movimiento vecinal. Ahora repite como presidente del Consejo del Movimiento Ciudadano y en esta nueva etapa le gustaría mantener el «consenso necesario como forma de trabajo» y que ese consenso se produzca también a nivel político.

Antes de nada quiero que me diga para qué sirve el Consejo del Movimiento Ciudadano.

Es un modelo de participación genuino de Córdoba, no existe en Andalucía nada igual y en España hay casos parecidos pero no iguales, que deriva de hace casi cuarenta años y se va renovando. Consiste en que el movimiento asociado, aunque también hay representantes no asociados, intentamos reunirnos y acordar posiciones comunes sobre situaciones de la ciudad. El objetivo es poder consensuar posiciones ciudadanas comunes y ofrecerlas al Ayuntamiento desde una colaboración crítica.

Por el papel que jugó en el anterior mandato y por el que desempeña en este, hay quien piensa que tiene más poder que un alcalde, ¿lo cree también?

No creo que sea una cuestión de poder, sino de que la existencia del CMC, al que yo represento ahora, tiene interés para el que gobierna. Es verdad que a veces somos vistos como todo lo contrario, porque tenemos opinión propia, no somos de ningún partido, somos de nuestras asociaciones, de nuestras entidades y de nuestros distritos, pero nuestra posición tiene la fuerza que tienen los componentes del consejo. Si el consejo tiene una composición importante y una capacidad de intervención en la opinión pública, tenemos más fuerza, pero tenemos, no es que la tenga yo, una posición conjunta. Si el consejo es más débil y tiene menos representación, tenemos menos, pero somos uno de los dos órganos de participación. El nuestro es más territorial y sectorial y el Consejo Social municipal tiene un papel más socioeconómico, pero entre uno y otro favorecemos el consenso de las opiniones.

¿Qué gobierno local le ha hecho más caso, el anterior o este, y con cuál se siente más cómodo?

El anterior trató con pleno reconocimiento al CMC, lo cual es de agradecer, pero los resultados no fueron los que queríamos. En este queremos que nos traten como lo que somos, con la dignidad suficiente. Ahora mismo se ha conseguido pero tampoco los resultados están siendo los que queremos. Estamos muy preocupados por la situación de la participación, pero ya llevamos tiempo, quince años, en los que el tema de la participación y el de gobernar con participación cuestan trabajo. Pero seguimos pensando que es necesario y que ayudamos bastante a la ciudad. Nuestro trabajo es voluntario, nadie cobra, al contrario, nos cuesta tiempo y dinero.

¿Qué espinita le ha quedado de la anterior etapa al frente del CMC?

Que se consolidaran los niveles de participación como tales. Que tengamos los centros cívicos en peligro por falta de servicios, que las juntas municipales de distrito no acaben de funcionar como alternativa de los distritos y que los consejos de distrito no sean bien atendidos por los concejales es lo que nos quedó pendiente de cerrar bien en el mandato anterior y ahora lo estamos exigiendo. El otro día el alcalde, en la constitución del CMC, reconoció que la situación no es la mejor ni la deseable pero hay que intentar convencer a todo el equipo de gobierno, a las empresas y organismos autónomos de nuestra utilidad para hacer más eficaz y eficiente el trabajo municipal.

¿Con qué logro se queda?

En el mandato anterior fue la capacidad del CMC de estar presente con su opinión consensuada en prácticamente todos los debates importantes de la ciudad, y en este estamos en la misma honda, dando nuestra opinión, sabiendo siempre que no gobernamos, colaboramos para que se gobierne desde una posición siempre crítica y ese es nuestro trabajo.

Cuando se constituyó el CMC dijo que su reto será la atención social derivada de la pandemia, ¿cómo lo llevará a la práctica?

Colaborando con las distintas instituciones vamos a plantear respuestas necesarias a las situaciones que vaya demandando la gente. La gran ayuda social será que exista empleo, desarrollo económico equilibrado, de acuerdo con el medio ambiente, eso va a ser siempre lo primero, que al final venga un proyecto propio, económico y urbanístico que permita la vida y el desarrollo de la ciudad. Pero, luego, para todos los que quedan al margen, que van a ser muchos, necesitamos medidas útiles de sostenimiento social y nuestro papel es proponerlas. Vamos a pedir volver a reflexionar sobre el sistema de ayudas sociales y que sean ágiles y que sean suficientes para la gente.

¿Qué otras prioridades tendrá?

La emergencia climática es un elemento fundamental. Será la siguiente crisis que tendremos a todos los niveles. Vamos a estar ahí y en todo lo que rodea a la política de residuos y de contaminación, a la de movilidad sostenible. También vamos a tener el campo de trabajo relativo a la igualdad y paridad. El CMC ha conseguido tener órganos paritarios suficientes ya por convencimiento de que es lo mejor para tener la opinión de todos los sectores sociales. Vamos a tener que esforzarnos en mejorar la participación y hay una idea que hemos vuelto a recuperar, y que está en el reglamento desde hace quince años, las memorias participativas. Esto significa que cuando salga un expediente de importancia se detalle con quién se ha negociado y quién ha participado para evitar que haya oscurantismo, falta de transparencia y para que se sepa que se ha seguido lo que marca el reglamento.

La dotación de servicios básicos en las parcelaciones ha sido una de las reivindicaciones constantes pero todo sigue igual. ¿Qué hace falta para avanzar?

Más que solventar la dotación de servicios básicos, teniendo en cuenta que hay gente que los tiene pero no están regularizados, es el sentimiento de entender la periferia como parte de la ciudad. Vivimos al margen de la periferia y ahora mismo tenemos quince distritos, ocho del núcleo central y siete de la periferia. En la dotación de servicios básicos, que es uno de las prioridades de la periferia, lo que falta es voluntad legal, que la tiene que marcar la Junta, y capacidad gestora. No podemos seguir sin oficina del territorio, es una urgencia, que haya alguien dedicado expresamente y capacitado para tratar estas situaciones porque llevamos procesos legalizables desde el 2002 y siguen parados. Tenemos sin acabar Cuevas de Altázar, Torreblanca y Alamillo, procesos que eran legales, pero no hay manera de cerrarlos. Empecemos por eso y luego permitamos que haya zonas protegidas en las que el que viva allí pueda tener servicios básicos, como la Sierra y la Vega.

La comisión de periferia ha elaborado un ambicioso programa que está enviando a todas las administraciones. ¿Qué hará para que dé frutos?

Primero, y como siempre, tenemos que ir al diálogo, a plantear la actualidad de la periferia, a decir que en este año y medio la pandemia lo que ha hecho es agudizar los problemas y, especialmente, de los que viven en las parcelas y que esto hay que resolverlo. No podemos estar más tiempo en provisionalidad, hay que ejecutar cosas, hay presupuestos nuevos a nivel de Estado, Junta y Ayuntamiento que deben dar respuesta a las realidades. Se están concertando ya algunas reuniones y en el segundo trimestre, y según las respuestas, iremos a otras acciones más llamativas para que la sociedad cordobesa colabore y sea sensible a estas reivindicaciones, que no son solo los servicios básicos y la regularización, sino la movilidad o equipamientos. La periferia no puede ser de segundo grado, se la debe tratar como a uno más.

En la ocupación de la vía pública ha sido especialmente beligerante, ¿la pandemia pone en jaque el trabajo realizado en relación a los veladores?

No, todo lo contrario. Esperamos tener la información necesaria de las licencias solicitadas hasta el 31 de enero para poner veladores y colaborar con el sector de la hostelería para que la actividad hostelera tenga su salida porque es parte de nuestros barrios y distritos y es fundamental. Eso sí, lo que no queremos es que generen problemas de convivencia y donde se creen, es necesario llegar a un acuerdo y eso es lo que estamos dispuestos a hacer. En comparación con otras ciudades, la nuestra no se nos ha ido de las manos y eso es gracias al trabajo realizado y al diálogo.

Durante los últimos meses ha negociado con Ayuntamiento, Junta y consejos de distrito Norte y Noroeste el trazado de la ronda Norte, ¿está cerrado el acuerdo?

Esta prácticamente cerrado y el CMC en una de sus primeras reuniones tendrá el documento, que se va a centrar en exigir que si se hace una ronda y se acaba, debe tener unas características y que si no, que no se haga. No queremos ronda a cualquier precio, la ronda tiene unas funciones posibles pero no puede generar más problemas de los que quiere solucionar. Puestos a hacer la ronda, queremos que se nos escuche, que se recojan las peticiones, y unas son de la propia ronda y otras paralelas, como el canal o la línea de alta tensión o el ruido, que es uno de los elementos que hay que cuidar.

¿Está satisfecho con el servicio de cercanías?

No existe, no puedo estar satisfecho con algo que no existe. El CMC siempre fue en esto clarísimo. No fuimos cuando se puso en marcha el tren porque no se nos hizo caso. El servicio tiene que estar completo. Pusieron un tren pero mientras no hagan las paradas en Poniente y Levante, no conecten con las líneas de autobuses y no haya otros horarios, no nos sirve.

¿Y con las ayudas a la rehabilitación y para ascensores?

No en la cantidad, teniendo en cuenta que en las últimas de la Junta hubo más de 500 solicitudes y se dieron menos de 20. Ahora el Ayuntamiento va a dar algunas más y la Junta ha anunciado también, pero con 500 solicitudes para dar 15 o 20 al año, no vamos a estar nunca satisfechos.

Hace tiempo que el CMC no reclama nada en relación a la ronda del Marrubial, ¿da por perdida la ampliación?

No, lo que no sabemos es lo que pasa realmente. Pensamos que no se nos ha dicho toda la verdad, ni antes ni ahora. Siempre dijimos que cuando se arreglara una parte había que arreglarla entera y que temíamos que si se actuaba en una parte, la otro se iba a quedar pendiente y lamentablemente hemos acertado. Nos parece triste.

Cuesta aceptar que las pequeñas obras de los barrios tarden años, ¿cómo pueden agilizarse?

Es un problema serio de gestión del Ayuntamiento y llevamos años con él. Es verdad que hay una legislación de contratos complicada pero también que el servicio de Gestión y de Contratación del Ayuntamiento y de casi todas las empresas y organismos es tremendo. Hay un colapso absoluto. Los distritos están trabajando con Infraestructuras para plantear las obras del año que viene, pero tenemos algunas sin iniciar del 2018.

Al ritmo que van los proyectos Edusi, ¿estarán a tiempo?

Imagino que habrá prórrogas no solo por Córdoba, sino por otras ciudades. Si no se crea una oficina específica, tendremos problemas.

Usted que vivió de lleno el inicio de la tramitación del plan Alcázar-Caballerizas, ¿cree que debería remontarse?

No solo ese, hicimos unos trabajos tremendos, como el plan de la Sierra y otros que quedaron cerrados pero sin aprobar. Tenemos una ciudad en la que haces un trabajo de consenso y cuando está a punto de llegar al final, paras el documento y el que llega nuevo, ni lo abre. Pasa igual con el plan de infraestructuras culturales. ¿Se puede plantear una instalación cultural sin saber si está en el plan? ¿se puede plantear que Caballerizas es propiedad solo de un sector? Caballerizas es patrimonio de toda la ciudad, es válido que los vecinos del Alcázar hallen una respuesta a sus necesidades y necesario que tenga usos culturales o ciudadanos, eso no impide el desarrollo completo del centro internacional del caballo, pero apropiarse un sector de algo público sin entender que hay otras necesidades, me parece excesivo.

¿Qué le parece la candidatura a la base militar?

Me preocupa que defraude otra vez, que se venda algo más de la cuenta y nos llevemos otra decepción, como con la capitalidad cultural. Hay que ir a por ello si se puede, está en la línea logística que queremos, pero con la prudencia necesaria para que no nos cause otra vez un desencanto.

¿Cómo debe ser la ciudad que impone el covid?

Necesita una nueva estrategia. Hemos visto que el turismo tiene sus problemas y que el covid al que menos ha afectado es a la construcción, aunque esperemos que no tengamos que volver a vivir otra vez solo de ella. Tenemos un proyecto logístico por el que hay que apostar. Lo que necesita la ciudad después del covid es una estrategia de recuperación del sector turístico, de mantenimiento del constructor y de crear nuevas iniciativas, entre ellas, la logística y atender a la gente que quede mal.