La fortuna sonríe de manera especial a La Viñuela, Jesús Rescatado y avenida de Barcelona, una zona comercial por excelencia, animada de gente a todas horas, y con administraciones de lotería y quioscos de la ONCE cada pocos metros. Este sábado, en todos ellos se arremolinaban largas colas de gente, unos para comprar lotería, otros para comprobar décimos o cupones, la mayoría personas mayores y de mediana edad, deseosos de ver cumplido algún sueño. Y eso que ya unos pocos vecinos del barrio tienen la fortuna en sus manos.

Desde el 22 de diciembre han tocado 4.406.000 euros entre la Viñuela y Jesús Rescatado, sin contar premios millonarios de otros años, como aquel que repartió hace ya más de 20 años supermercados Deza y que vendió la administración número 18, la misma que esta Navidad ha vendido un décimo de un quinto premio, el 43.831, dotado con 6.000 euros.

El Gordo de la Lotería de Navidad Gordo de la Lotería de Navidadtambién ha dejado su impronta en este barrio afortunado. La expendeduría número 72 de la calle Jesús Rescatado, donde ayer había largas colas, vendió un décimo del primer premio, el 72.897, haciendo feliz a un vecino del barrio con 400.000 euros.

Y este 1 de enero, el extra de la ONCE de Navidad ya ha rizado el rizo del premio gordo y ha dejado 4 millones más en el barrio y a diez vecinos agraciados, cada uno con 400.000 euros. Uno de ellos, precisamente, el padre de la vendedora de la ONCE, Marijose Morante, que vendió los cupones premiados. Se trata de Francisco Morante, de 84 años, que ayer paseaba por el barrio como si nada, contándole a la gente que le preguntaba su gran fortuna.

Francisco, uno de los premiados

Francisco, uno de los premiadosFrancisco Morante ha ganado 400.000 euros este 1 de enero con el Extra de Navidad de la ONCE. El cupón se lo vendió su propia hija, Marijose, que tiene su quiosco desde hace unos 4 años en la avenida de La Viñuela, esquina con la calle Enrique Platero Sánchez de la Cruz, que ayer permanecía cerrado, porque ella no trabaja los fines de semana ni festivos.

Francisco llegó a la tienda de manualidades de Ana, casi enfrente del quiosco, a buscar a su hija, que cada sábado se refugia ahí con su amiga Ana para charlar. Ahí la encontramos y ahí llegó Francisco, como cualquier día, aunque desde este sábado con más dinero en el bolsillo. «Yo había comprado tres cupones del extra, de distintos números, y me ha tocado este, el primer premio», explicaba este hombre dinámico, «con muchas ganas de moverme», que tiene cuatro hijos, tres varones y una chica, Marijose, a la que ayuda en el quiosco de la ONCE, llevando los cupones al banco.

Francisco comenta que es la tercera vez que le toca un premio de la ONCE y otros más pequeños de la Lotería, «pero es que compro mucho, me gusta, raro es el día que no me gasto 15 o 20 euros en lotería o cupones», dice. ¿Y qué va a hacer con el dinero? No lo tiene claro, pero es su hija la que dice, categórica, «arreglar la cocina de mamá». Francisco se mueve por La Viñuela como por su casa. En esta misma calle tuvo su almacén de materiales de construcción, que vendió cuando se jubiló, y aquí tiene su hija su puesto de trabajo.

La vendedora

La vendedoraMarijose Morante, soltera, de 53 años, es la primera vez que da un premio. Trabaja como vendedora desde el 2004, pero en este quiosco de La Viñuela, en la recién creada calle peatonal, lleva solo unos cuatro años. La peatonalización de la calle dice que no le ha beneficiado demasiado, pues no vende tanto como antes. Con las últimas restricciones por la pandemia ha tenido que cerrar a las 6 en lugar de a las 8, aunque desde las 6.30 de la mañana tiene abierto.

Del Extra de Navidad le llegaron primero 120 cupones, que vendió por completo, y otros 40 más tarde, de los que le quedaron doce sin vender. El primer premio ha tocado entre los primeros que vendió, pero no sabe a quién, vecinos del barrio seguro. «Esta mañana ha venido una señora, de unos 50 años, y me ha dicho que le había tocado el premio, estaba muy contenta y venía a darme las gracias, dice que el lunes me va a traer un regalo», dice la vendedora. Ella cree que el resto de agraciados también pueden ser del barrio o familiares, «pero no sé quiénes pueden ser, no me quedo con las caras».

No obstante, como por ser fin de semana tiene cerrado el quiosco, todavía no ha podido hablar con la gente, ni siquiera poner el cartel de que ha vendido el primer premio. Marijose espera que este lunes se animen las ventas.

La inyección de dinero en el barrio parece notarse en el movimiento, en las tiendas, aunque aquí siempre hay ambiente comercial. Jorge y Mari Carmen, de la Joyería Calero, en Jesús Rescatado, creen que sí, que hay más animación en el barrio «pero también es por la época navideña, son las fechas propias». Como dice Jorge, «aquí no ha entrado nadie diciendo que le ha tocado un premio, pero si yo fuera también me lo callaría».

Rafael espera en una cola para entrar en la Expendeduría número 72 de Jesús Rescatado, la que vendió el Gordo. Confía en que los premios en el barrio «hayan ido para trabajadores, que hace mucha falta».