Los barómetros son como las elecciones, oye, nadie los pierde, qué alegría. No sé cómo se apañan los partidos para interpretar los sondeos, pero aunque bajen en intención de voto, se despeñen en concejales, dejen de ser la opción más votada o a sus candidatos no los conozca ni Perry Mason, en su lectura pública de los resultados, ellos siempre, siempre, ganan o, por lo menos, nunca pierden. Eso es así. Vamos, ya tiene que ser inequívocamente catastrófico el resultado, una debacle en toda regla, para que alguien salga reconociendo la derrota. Eso es así aquí y en Cincinnati, aunque los americanos abusen más de la hipérbole y acaben en los tribunales.

En Córdoba ha vuelto a pasar esta semana, después de conocerse el primer sondeo electoral elaborado por la Universidad de Córdoba, --llamémosle ucobarómetro--, sobre intención de voto en la capital cordobesa. Nace con vocación de continuidad y de la mano de David Moscoso, profesor titular de Sociología del Deporte en la UCO, exdiputado andaluz de Podemos y a la sazón nuestro Tezanos local. Olé.

El ucobarómetro se ha elaborado con una muestra de 400 personas a las que se les ha llamado a un teléfono 957 (momento nostalgia, dígame) para preguntarles a quién votaron en las municipales del 2019, a quién votarían de hacerlo ahora, a qué políticos locales conocen y qué nota les ponen, y cuáles son los temas que más les preocupan en la actualidad. El resultado, en un brochazo, es que las elecciones las volvería a ganar el PP, pero necesitaría a Cs y/o Vox para formar gobierno, y que nos preocupa más el paro que el covid. Pero, como les digo, lo que recogiera el sondeo poco le importa a los partidos...

Así, Cs, que pierde según la encuesta dos concejales, salió congratulándose de seguir siendo la tercera fuerza más votada; o el PSOE, que baja en estimación de voto, pero se reclamó como única alternativa al gobierno de las derechas; o Podemos, que interpreta un tímido incremento de estimación de voto del 0,1% como la «consolidación» de su situación en Córdoba. Los que ganan tampoco se conforman y quieren hacerlo en superlativo. Así el PP, al que la encuesta le daba un concejal más, salió diciendo --Torricoscopia en mano y, ojo, que el portavoz del PP no suele errar el tiro-- que en sus encuestas internas la cosa pinta aún mejor. También están los que como Vox aprovechan la ocasión para meterle el barómetro por el ojo a alguien: «Es importante ver que otros votantes, como los del PP, más del 50%, y también en Cs, casi un tercio, están satisfechos con el trabajo que estamos realizando y están empezando a ver la utilidad del voto a Vox», dijo Paula Badanelli y se marchó. También están los que no han dicho ni mu, los de IU. Será porque han quedado en tablas, es decir, igual de mal.

Con todo, lo que peor llevan los políticos, aunque pocos lo reconozcan, es la valoración de líderes, porque los enfrenta al cruel espejo del nivel de conocimiento que tienen de ellos los electores y de las simpatías o antipatías que despiertan. También hay que entenderlos. Imagínese que la encuesta la hacen en su comunidad y le preguntan por usted a sus vecinos. En el barómetro de Córdoba, el único que aprobó fue el alcalde y ni siquiera llegó al bien. Detrás de él, los electores colocaron y suspendieron al resto de portavoces municipales con unas notas de pena, entre el 4,7 de la primera teniente de alcalde, Isabel Albás, y el portavoz de IU, Pedro García, con un 3,4, el peor valorado de todos. Como para estar contentos, la verdad.

Cambiando de tercio. ¡La que nos está liando el coronavirus con la Navidad! Hemos pasado de querer salvarla a considerar esa opción una absoluta estupidez; y de poder celebrarla con diez amigos, después con allegados y, al final, lo estoy viendo, solo con la familia y sin gente en la Puerta del Sol (ahora sí que se va a ver desnuda la Pedroche). Se está jugando con muchos sentimientos. La gente se había hecho ya ilusiones con eso de no tener que comer con el cuñado o la suegra, y ahora hay confusión y tristeza. Luego está lo del botón del alumbrado, que con la penuria que tenemos encima y para evitar la avalancha de personas en la calle Cruz Conde (¿se acuerdan del año pasado? ¡Qué tiempos!) no se ha podido encender a bombo y platillo, como es del gusto del político local, nacional e internacional. Así que se tuvo que encender «por sorpresa» el jueves y los viandantes se encontraron de sopetón en Navidad y en mitad de la calle. ¡Qué frío! Los responsables políticos, pese a todo, no pudieron evitar hacerse la foto porque el botón tira mucho y debe dar gusto apretarlo. De muestra, otro botón: el de la fotografía que ilustra la crónica, con la primera teniente de alcalde, Isabel Albás, y el concejal responsable de las luces, David Dorado, que desde que negocian presupuestos con la oposición en solitario se están soltando y cogiéndole el gusto a eso de gobernar.

De todos modos, lo más mágico que ha ocurrido esta semana sucedió en el consejo rector del Instituto Municipal de Artes Escénicas (IMAE), donde entraron 9 consejeros y salieron solo 6. Tres consejeros (los profesionales independientes, cargos de confianza nombrados por el PP) se quedaron por el camino, después de votar en contra de la propuesta de externalizar parte del Festival de la Guitarra Festival de la Guitarra (7 conciertos 7), es decir, en contra de lo propuesto por quienes los nombraron, y dimitir tras sufrir «mucha presión» para que votaran a favor. Magia pura de la Navidad. Así que de momento el Festival de la Guitarra del 2021, si el covid nos deja, se hará igual que los 40 años que nos han traído hasta aquí. Para terminar solo un deseo, que los Reyes Magos que llegan en globo no nos tiren caramelos, porque lo que nos faltaba ya para terminar el 2020 es acabarlo escalabraos. ¡Qué año!