Los cordobeses llevaban casi dos meses sin cortarse el pelo. Y ahora que podrían hacerlo, no lo hacen. Este sector que fue considerado clave transita por el complicado filo del desconfinamiento: las agendas no están llenas, sino más bien vacías. La reducción del aforo en estos locales y el nuevo protocolo de prevención sanitaria no han hecho más que ralentizar el flujo de negocio. El presidente de la Unión de Peluqueros y Esteticistas de Córdoba (Uepeco), Gregorio Porras, asegura que «el sector está afrontando esta situación con mucha profesionalidad, con mucha higiene, somos un sector que, aunque pasa mucho público por los salones, apenas se han conocido contagios de los más de 50.000 que hay en España --este martes celebraron su día internacional--. El futuro es incierto, muchos salones de peluquería están a flote porque han pedido prestamos ICO para poder subsistir y si hubiese un segundo confinamiento, se habla de que un 60-70% de los negocios se verían obligados al cierre para no entrar en la ruina absoluta».

Las mascarillas, la desinfección exhaustiva del espacio, el abundante material desechable empleado y toallas lavadas a 90 grados, entre otros, componen el nuevo escenario de estos centros estéticos. «La cosa está tranquila, empezamos con mucho ánimo porque la gente llevaba confinada bastante tiempo con necesidad de peluquería, y creo que es un servicio esencial. Vivimos el boom de las primeras citas, estábamos llenas, pero eso se ha juntado con el calor que hace aquí y las vacaciones», cuenta Carmen Pena, quien regenta Peluquería Carmen situada en el pasaje de Ronda de los Tejares. Tras 40 años dedicados a la profesión, lamenta que están «intentando subsistir, estamos intentando mantenernos, nada más». Pero agradece a una clientela fiel estar manteniendo la actividad. «Lo importante es que la clienta de siempre está volviendo, tengo una clientela afianzada de mucho tiempo y he querido darle el mejor servicio. Hay algunas más mayores a las que he atendido fuera de horas. Siempre digo que en un Mercadona quizás puedes contagiarte más que en mi salón».

En la misma línea se mantiene el peluquero Alberto Alcaraz, perteneciente a Collado Alcántara Peluqueros. «Detrás de la desescalada hemos empezado con dos semanas muy fuertes de trabajo por todo el retraso acumulado del tiempo que hemos estado sin trabajar. Pero, precisamente a la tercera semana, la peluquería ha pegado un bajón fuerte». Azahara Sánchez, dueña de Peluquería Azahara, coincide con ambos: «Los cuatro meses que hemos estado trabajado los valoro positivamente, menos agosto que se sabe de siempre que es más flojo». La cancelación de celebraciones ha derrumbado la previsión de ingresos en el año en curso. Como comenta Pena, «en este tipo de negocio nos salvan mucho los eventos y eventos ahora ninguno. Hemos perdido el mes de mayo que en Córdoba es fenomenal, eso está perdido, no se ha recuperado. Si es cierto que nos han dado alguna subvención, pero mínima para los gastos que se tienen en este negocio».

Úrsula Barroso, al frente de Úrsula Barroso Estilistas, admite que esta carencia de eventos la ha vivido «bien, soy creyente y lo he vivido con paz. He pensado que esto no es algo que yo me haya buscado, es una cosa a nivel mundial. Entonces, ni he tenido ansiedad ni nada. He estado tranquila y es verdad que Semana Santa y Navidad son los períodos más fuertes que tenemos en la peluquería y cuando recogemos para el verano. Pero ¿qué es lo que ha pasado? Que no hemos tenido vacaciones, pero es lo que hay y hay que adaptarse». Tras 19 años en este sector, Barroso comenta que hay una porción del público que «tiene mucho miedo, clientes que suelen venir una vez en semana y están viniendo exclusivamente a teñirse. De hecho, me impactó mucho cuando empecé que había mucha gente que estaba tomando orfidal».

En Peluquería Azahara, sorprende el caso de una clienta que se sentía incapaz de utilizar los utensilios de la peluquería. «La gente más mayor viene con más miedo, incluso una clienta vino con sus propias tijeras y cepillo, pero eso fue al principio. Ahora, como el resto, todos nos estamos adaptando», añade. Y es que el servicio que estos profesionales desempeñan, tal y como detalla Azahara, «es primordial. Después de lo que hemos vivido, psicológicamente verte bien y arreglada sirve de mucho».