Los campamentos de verano forman parte de nuestra infancia. Nervios, alegría y, sobre todo, mucha ilusión solían ser los causantes de ese cosquilleo que sentíamos en el estómago a la hora de partir. Algo parecido debieron sentir los 161 niños que han llegado a Córdoba para pasar el verano, antes de volar a España. Detrás de este viaje se encuentra el proyecto Vacaciones en Paz 2017, organizado por la Asociación Cordobesa de Amistad con los Niños y Niñas Saharauis. «Son pequeños embajadores del Sáhara», comenta Antonio López, coordinador del proyecto, sobre esta iniciativa que busca «hacerles pasar un verano divertido en una ciudad nueva y con una familia nueva, y evitar el terrible calor del desierto en esta época del año». Además, el proyecto se resume en «tres grandes objetivos». Por un lado, la salud de los niños se convierte en una prioridad durante los dos meses que dura el programa, en los que tienen la oportunidad de pasar todos los controles médicos pertinentes. Por otra parte, el factor cultural permite que de esta experiencia se enriquezcan tanto niños como familias, al aprender los unos de los otros. Por último, un objetivo político también forma parte de este proyecto, ya que se visibiliza la situación de unos niños que «viven en una situación extrema en el desierto y sobreviven, en gran parte, gracias a las ayudas internacionales» afirma López.

El proyecto supone una gran aventura, y no solo para los pequeños, sino también para las familias que los acogen, sobre todo para las que participan por primera vez en este proyecto, como Raúl y Vegoña, una pareja de recién casados que, antes de realizar su viaje de novios, han decidido acoger a una niña saharaui durante el verano. «Muchos nervios y, sobre todo, mucha ilusión», comentó esta joven pareja cuando se les preguntó por la experiencia. También las familias que llevan años acogiendo a los niños en Córdoba resaltan que «es una experiencia muy bonita», tal y como afirman Salud y Beatriz, dos amigas que llevan ya varios años colaborando con el proyecto y que han vuelto a acoger a un niño del Sáhara. «Cuando lo haces una vez, quieres repetir, y muchos niños también», son las impresiones de estas dos amigas sobre un proyecto cuyo principal hilo conductor tiene su esencia en la solidaridad.