El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha lamentado que en la actual «sociedad descristianizada se va evaporando el motivo hondo de la Navidad» y, mientras «algunos políticos no saben qué hacer, otros toman medidas que ofenden a los cristianos», sin tener en cuenta que «en una sociedad con profundas raíces cristianas no se puede arrancar sin hacer daño todo lo referente a la fe cristiana» y «asistimos a expresiones de un laicismo radical, que quisiera borrar a Dios del mapa, de la convivencia y de las expresiones culturales».

En su carta semanal, Demetrio Fernández ha señalado que dicha actitud supone «una aberración», pues «a nadie se le obliga a creer y nadie tiene que molestarse porque otros tengan fe. La verdadera aconfesionalidad consiste en admitir a todos, fomentando incluso lo que es de cada uno y de cada grupo en el respeto de la convivencia».

En este sentido, el obispo ha argumentado que «nunca la aconfesionalidad es ataque» o «abuso de autoridad para suprimir expresiones que son de la inmensa mayoría de los ciudadanos». Eso, según ha indicado, «ya no es aconfesionalidad, sino militancia laicista y ataque a los creyentes».

En contraposición, «la religión es mucho más tolerante que la militancia atea. Por eso, por mucho que se empeñen en ignorarlo o suprimirlo, Navidad es Navidad, no es el solsticio de invierno. Navidad es Jesucristo que nace de María virgen».

«Ahora bien -prosigue el obispo-, la verdadera reivindicación de la Navidad consiste en vivirla y mostrarla a quienes no la viven, respetando a todos. Hemos de reconocer entre los cristianos que, si nos quedamos en lo puramente externo, habremos vaciado nuestro corazón de lo más bonito que se celebra en estos días: el encuentro con Jesús, que viene a salvarnos. Cada uno de nosotros necesita esa salvación para salir de los enredos del pecado y del egoísmo».

Junto a ello, Demetrio Fernández ha afirmado que «Navidad es María, la virgen madre del Niño que nace en Belén. La persona humana más importante de la historia, una mujer sencilla y humilde, dispuesta a servir, entregada de lleno a la misión encomendada» y, «junto a ella, José su esposo, verdadero padre (no-biológico) de Jesús, que se ocupa de su familia, la protege y le da cobijo». Es decir, que «la familia de Nazaret: Jesús, María y José» es «un hogar inspirador y protector para la familia cristiana» y, por eso, «Navidad es la fiesta de la familia, donde se refuerzan los lazos del amor».