Treinta familias de la urbanización los Jardines de la Sierra, afectada por el incendio en un bazar chino el pasado 20 de enero, continúan fuera de sus casas seis meses después del siniestro. Son los residentes de los bloques 13 y 14, que fueron precintados por los daños estructurales sufridos en los inmuebles a causa del fuego. Así lo explicó ayer el presidente de la comunidad, Ignacio Moreno, quien añadió, además, que es muy probable que no puedan regresar a sus pisos hasta primeros del próximo año.

El incendio, del que mañana se cumplen seis meses, se originó en torno a las 22.15 horas en el Super Bazar Andalucía, un establecimiento de unos 1.500 metros cuadrados situado entre las calles María de Molina y Músico Cristóbal de Morales. Aquella noche hubo que desalojar a unas 200 personas y 105 pisos de los bloques 10 al 16 fueron declarados inhabitables días después. La peor parte, sin embargo, se la llevaron los bloques 13 y 14. Además de quedarse como el resto sin servicios de agua, saneamiento, electricidad y gas, y sufrir fisuras, levantamiento de solerías, pintura y suciedad por hollín, en su caso también se detectaron daños estructurales, lo que obligó a mantener el precinto. Una decisión que se conoció casi al mismo tiempo que el informe policial que apuntaba a que el fuego fue intencionado al originarse en seis puntos.

El presidente de la comunidad señaló ayer que los trabajos de rehabilitación han detectado en este tiempo 34 pilares afectados y que aún se van a hacer ensayos en otros 30 más, aunque "la obra de la estructura está ya casi terminada". Así, para final de mes se prevé que se arreglen los bajantes y la instalación de gas de los bloques 13 y 14 con la idea de que las familias todavía desalojadas puedan empezar a rehabilitar sus viviendas mientras prosiguen los trabajos de reparación de la estructura. "La intención es que a finales de mes o primeros de agosto puedan entrar los peritos y las familias para meterle mano a los pisos", apuntó. Mientras tanto, Moreno explicó que los afectados están "resistiendo" en casas de familiares o pisos alquilados, "intentando no hacer un gran desembolso en ropa y muebles, porque tendrán que volver a sus pisos".

El resto de vecinos que tuvieron que abandonar sus viviendas han ido regresando a las mismas en estos seis meses de forma paulatina, la mayoría a partir de mayo. Lo han hecho sin conocer el resultado del informe toxicológico que solicitaron al juzgado, pero según Moreno ya había poco que temer porque "han entrado en casas nuevas", puesto que, entre otros trabajos, "se han derribado techos, cambiado conductos de aire acondicionado y se han levantado suelos".