Consecuente con el compromiso social que siempre marcó sus pasos, Jaime Loring, ya libre de las tareas docentes y administrativas que ocuparon sus días, vive volcado ahora en otra causa justa, la asociación Iemakaie, nacida en 1999 para atender de manera integral a los enfermos terminales de sida y hoy centrada en la asistencia a los colectivos más desfavorecidos. Con ello, este jesuita que aspira a vivir con la simplicidad del Evangelio culmina una trayectoria en la que brillan la defensa de las libertades y el reto de que empresa y universidad caminen unidas por una sociedad más equitativa. Unos valores que Loring, para quien el mundo debería estar regido por un solo estado, el de la humanidad, ha exportado a Centroamérica.