Bastan dos minutos de conversación con María para darse cuenta de que se trata de una joven muy inteli- gente, sensible y desgarradora- mente tímida. "Yo creo que el miedo a no gustar a la gente es lo que te hace ser introvertida, estar a la defensiva", explica. Calificada como sobredotada, sabe que su extremada autoexigencia le ha jugado malas pasadas. "Aún siento que he decepcionado a mis padres". En lo que a su trastorno se refiere, asegura que "de vez en cuando me permito algún capricho para evitar los atracones", pero tiene asignaturas pendientes. "Hay días que me veo bien, otros me siento gorda, pero cuando me pasa eso, me digo a mí misma: quien te quiere, te va a querer como eres y al que no le guste, pues que no mire".