Una austera procesión, vestida de silencio y acogida con gran expectación, fue la primera comparecencia en las calles de la Hermandad Universitaria, última en incorporarse a la Agrupación de Cofradías. A las diez de la noche salió de la iglesia de San Pedro Alcántara el cortejo penitencial, presidido por la imagen de Nuestra Señora de la Presentación, única efigie con que cuenta hasta el momento. Un reducido cuerpo de hermanos, vestidos de paisano y con traje oscuro, portaban faroles en lugar de los habituales cirios, algunos de ellos llevaban la tradicional muceta universitaria. En la cabeza del cortejo, tres estudiantes vestidos con el traje clásico de los universitarios, similar al de los tunos, abrían la procesión y uno de ellos hacía de muñidor. Numerosos cofrades esperaban en la plaza del Cardenal Salazar, deseando conocer esta expresión inédita en nuestra capital: era la primera vez que una hermandad penitencial salía fuera de la Semana Santa.

EXPECTACION Durante todo el recorrido, que se prolongó hasta después de la una de la madrugada, el silencio reinó tanto en los participantes en la procesión como en los que la contemplaron, a quienes se unieron algunos turistas y curiosos que no esperaban un acontecimiento de ese tipo. Los estatutos de la cofradía marcan que, mientras no se disponga de medios materiales y humanos para hacer una salida procesional a la carrera oficial, con pasos y nazarenos, ésta será su forma anual de realizar su estación de penitencia. También marcan que, cuando esta primera salida se produzca, los nazarenos llevarán túnica y cubrerrostro negro.