La iglesia fernandina de San Nicolás de la Villa, poseedora de la riqueza arquitectónica y patrimonial que le ha valido la reciente consideración de Bien de Interés Cultural, goza ahora de una peculiaridad más. En breve, pondrá a disposición de sus feligreses la cesión de uso temporal de nichos en su antigua cripta --ahora remozada e higienizada-- para dar descanso cristiano a las cenizas de difuntos incinerados.

La fórmula abanderada por este templo, que se encuentra en fase de divulgación y ha despertado el interés de numerosos fieles, es pionera en Córdoba capital, pues sólo los cementerios pueden ofrecer esta opción. Por eso mismo, tuvieron que contar con la autorización expresa del anterior obispo, Francisco Javier Martínez, que dio su visto bueno el 18 de septiembre del 2002.

La iniciativa, concebida para dar una utilidad cristiana a una zona que había quedado abandonada, conllevó el adecentamiento y la higienización de este patrimonio subterráneo al que se accede desde el interior del templo. Este columbario nace con la función prioritaria de custodiar y venerar la ceniza procedente de incineraciones de personas fallecidas, ante el futuro incierto que depara a estos restos hoy en día. Frente a la dispersión de las cenizas por tierra y mar, en espacios emblemáticos, o guardadas con mimo en los hogares, el columbario pretende mantener con dignidad la memoria de los difuntos cristiana y humanamente y da de lado "posibles situaciones de frivolidad, abandono o desprecio a sus reliquias".

Además, el libro de registro, sellado y foliado, dará cuenta de todos los datos de identificación respecto a los depósitos que se realicen. Los cofres llevarán esta información y en la puerta de los nichos se inscribirá el nombre del fallecido.

171 NICHOS

Dos naves paralelas y una perpendicular forman esta cripta principal que antaño se usó para los enterramientos. En las distintas paredes existe un total de 171 nichos (con forma de cajón rectangular alojados en el muro y extraíbles). Por ahora se han preparado unos cuantos nichos, que en unos casos tienen capacidad para recoger catorce urnas y, en otros, veintiuna.

Por 1.200 euros el derecho de uso para depositar las cenizas de un fallecido se prorroga durante 50 años y entre ambas partes media un contrato. Hay estipuladas varias fórmulas (un nicho para una sola familia o compartido entre varias, con o sin reserva). En ningún caso el espacio se adquiere en propiedad y hay restricciones: sólo se tendrá acceso a la cripta en el momento del depósito y con la presencia de alguien designado por la parroquia, y no queda contemplada la colocación de adornos florales.