Este novelista, considerado uno de los escritores vivos más relevantes de la literatura en inglés y autor de novelas negras con el seudónimo de Benjamin Black, ha sido laureado, entre otros muchos galardones, con el Premio Booker (2005), el Premio Franz Kafka (2011) y el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (2014)

Viene al festival literario de La Térmica para hacer un recorrido emocional por más de cuarenta años de creación literaria. ¿En qué se diferencia el Banville que publicó su primer libro del Banville de ahora?

El Banville del primer libro probablemente era más sabio de lo que soy hoy. Cuando era joven pensaba que la edad me traería sabiduría, pero ahora que lo pienso solo me ha traído confusión. Hay una historia fantástica del escritor Henry James cuando se encontraba en su lecho de muerte: estaba en coma y movía su mano como si estuviera todavía escribiendo. Yo espero poder acabar así: nadie lo sabría, pero escribiría la frase perfecta y, luego, me iría.

Sus libros son muy populares en nuestro país, al que visita con frecuencia. ¿Dónde cree que radica la conexión? ¿Por qué cree que gusta tanto su literatura en España?

Me suelen preguntar muchas veces eso... Yo creo que es por las novelas de Benjamin Black. No tenemos el tiempo, el vino ni la comida, pero la conexión puede estar en que nos gusta celebrar esta vida extraña. Esto pasa también en Irlanda, que es un país que tiene una historia oscura y que, incluso, en los momentos más difíciles sabe cómo hacer una fiesta.

Las lecturas o las firmas de libros son una oportunidad para que sus lectores puedan conocerlo más. ¿Alguna vez percibe qué piensan ellos de usted?

No tengo ni idea. ¿Quiénes son mis lectores? Creo que no los debería llamar así, porque todo libro es un remake: un libro acaba teniendo muchas versiones de sí mismo, tantas como lecturas. Cuando termino de escribir un libro ha desaparecido para mí, intento olvidarme de él lo más rápidamente posible. Mucha gente me pregunta cuál es la mejor parte de ellos, pero siempre les digo que no me acuerdo. Mi mujer se quejaba de que dijera eso y le dije que esperaba que un libro me saliera bien. Sin embargo, ella me contestó que entonces dejaría de escribir, me metería en política y destruiría el mundo.

Muchas veces dice que es el peor juez de sus libros. ¿Qué es lo peor que puede decir de lo que escribe?

Todos mis libros están mal y llenos de errores. Cada uno de mis libros es un fracaso y debe serlo, sobre todo, porque un libro nunca está acabado. Un libro no está terminado, simplemente está abandonado. Siempre hay algo que está mal, pero esto también es parte del éxito. Si hubiera un libro perfecto, sería insoportable.

¿Qué necesita uno de sus libros para que pudiera gustarle?

Para que uno me gustara necesitaría que estuviera escrito por otra persona, pero no sé quién. A lo mejor Brad Pitt.

Benjamin Black fue creado para que pudiera sentir la felicidad del artesano al escribir. ¿Sigue siendo así?

Lo inventé cuando empecé a escribir novelas de crimen y ficción. Quería que mis lectores entendieran que esto no era una broma posmoderna. Creo que es una forma más fácil de leer mis libros, o eso espero. Benjamin Black ya ha desaparecido, lo he matado. Uno de mis amigos dice que lo he enviado a España para que se retire, como un broker o un criminal retirado.

¿Se imagina que le dieran el Nobel de Literatura por las novelas de Benjamin Black?

Me lo puedo imaginar, de hecho, todo el mundo puede. Hace unos años recibí una llamada en la que me aseguraban que había conseguido el Nobel, pero era falsa. Desde entonces, si la Academia Sueca volviera a llamarme para informarme de que he ganado ese premio, la verdad, me lo pensaría varias veces. Intentaría asegurarme de que esta vez fuera cierto.

Dijo una vez que el mundo es un lugar muy extraño y que escribir le ayuda a entenderlo. Considerando que escribe desde los 12 años, ¿ha aprendido algo valioso de la vida o del mundo?

Después de tantos años no he aprendido nada. El mundo y la naturaleza son muy extraños. Hasta nosotros, los humanos, lo somos.