Hace apenas un año, la ciudad celebraba el 175º aniversario de la llegada de la fotografía a Córdoba. Entre los distintos actos realizados para conmemorar la efeméride, el más emotivo para los fotógrafos de la ciudad fue recrear el primer daguerrotipo realizado en la Mezquita Catedral, en el 1844. Esta placa, por desgracia, se encuentra desaparecida. Un triste destino de muchas fotografías, especialmente de las realizadas entre el 1839 y el 1860. Un periodo del que es muy difícil encontrar incunables de la fotografía cordobesa.

De hecho, las instantáneas más longevas que se conservan en la ciudad son posteriores, realizadas en el 1862 por el fotógrafo ecijano José García Córdoba con motivo de la visita de la reina Isabel II a la ciudad y que custodia el Archivo Municipal. Aunque las vistas más antiguas conocidas de Córdoba se remontan a una década antes. Estas se encuentran entre los fondos de la Biblioteca Nacional de Francia y fueron captadas, en el 1852, por el fotógrafo anglo-irlandés Edward King Tenison. Hoy, tras años de búsqueda, podemos mostrar con gran calidad la segunda toma más antigua de la ciudad que se conoce: Vista de Córdoba desde el Guadalquivir. Esta instantánea fue captada por el fotógrafo francés Alphonse De Launay, en el 1854, con la técnica del calotipo y con unas enormes dimensiones para la época, cercanas a los 30 por 40 centímetros. Un personaje muy polifacético: abogado, autor teatral, pintor, editor, humorista, fotógrafo y, sobre todo, viajero. Su obra fue recientemente descubierta en el 2007, cuando sus descendientes sacaron a subasta su olvidado archivo y en él su Álbum Espagne et Algérie, donde se encontraba una fotografía titulada Pont et Mosquée, Grenade. Esta imagen apareció minúsculamente reproducida y mal identificada en un catálogo en el 2015. Desde entonces, la búsqueda de este papel a la sal ha sido infructuosa, pues ha cambiado de manos en varias ocasiones entre coleccionistas particulares, sin conocerse en la ciudad hasta hoy.

Esta fotografía es una bellísima imagen que tiene como motivo el clásico panorama de Córdoba. Sin embargo, Alphonse muestra una composición mucho más equilibrada que el tradicional skyline de la ciudad desde el Molino de San Antonio. El fotógrafo francés obvia en su vista la Torre de la Calahorra y opta de forma muy novedosa por realizar su instantánea desde la orilla de Miraflores. Una toma donde el Puente Romano y el Guadalquivir cobran casi todo el protagonismo, ambos con una estilizada presencia. Sin embargo, este encuadre no relega a la Mezquita Catedral, que, al contrario, gana protagonismo desde este ángulo en relación a vistas posteriores realizadas desde la Calahorra. A pesar de la limitada calidad de la técnica del calotipo, la toma nos ofrece detalles muy interesantes, como la incorporación del perfil del Alcázar, que no parece haber sufrido grandes variaciones en siglo y medio; una vista del primer hospital de la ciudad, el de Los Ahogados, junto al Triunfo de San Rafael; o una visión desconocida del templete del Puente Romano frente al San Rafael. En la toma se puede apreciar el tejado a dos aguas de la hoy capilla de los patronos de la ciudad, Acisclo y Victoria, así como un pequeño frontón, dos columnas en los laterales y un medallón. En resumen, una hermosa cordobesa de 166 años que, más allá de la nostalgia por un tiempo pasado, se convierte en un documento de excepcional valor, que nos narra cómo era la ciudad de Córdoba a mediados del siglo XIX.