Miguel Delibes Mateos es licenciado en Biología por la Universidad de Sevilla. Ha formado parte de 15 proyectos de investigación, siendo investigador principal en 3 de ellos. Ha publicado más de 50 artículos científicos. Actualmente trabaja en el IESA, en concreto en el Grupo de investigación Tramas.

-Su padre, Miguel Delibes de Castro, es toda una institución en el campo de la biología, supongo que desde un primer momento le fue imposible alejarse de ese mundo.

-Mi familia, desde mi abuelo, hemos tenido mucho contacto con la naturaleza y los animales. Así que no es raro que alguno de los miembros estemos dedicados a estos ámbitos. No se sabe nunca si uno está predestinado, pero desde luego es mucho más fácil acabar trabajando en algo relacionado con el medio ambiente si lo has vivido desde pequeño. A mí me gustaba mucho todo el tema del campo, pero, quizás por indecisión, hasta el último momento estuve con ciertas dudas sobre qué estudiar.

-¿Qué destacaría de la investigación en España?

-El punto fuerte es que tenemos un país apasionante desde el punto de vista medioambiental. Apasionante para investigar, unas condiciones que no hay en otro sitio, la riqueza, la biodiversidad... El punto débil, evidentemente, son los medios y la financiación que recibimos. Trabajé en Noruega, y es que son como la noche y el día. Pasé unos meses y los medios que disponen, el personal y los equipos técnicos son superiores que lo que tenemos aquí, donde la inversión es reducida.

-Claro, ahí quería ir, ¿cree que hace falta más concienciación sobre la importancia de la investigación?

-Es probable que todavía exista cierta desconexión entre el mundo científico y la sociedad. En el debe de los científicos tenemos que hacer un esfuerzo para mostrarle a la sociedad lo que hacemos y cómo puede repercutir positivamente.

-¿De qué manera está afectando la despoblación del mundo rural a la caza y, por tanto, a las especies?

-Es un tema importante y ha tenido efectos a nivel de especies de fauna. Algunas especies se han visto favorecidas, por ejemplo los jabalíes, cada día hay más. Otras, que estaban más ligadas al mundo rural, se han visto perjudicadas. A efectos humanos también, ahora la gente vive en las ciudades, y eso ha provocado una desconexión con la naturaleza y el medio. Aparte de que había más control por la gente, el territorio ha cambiado. Se han abandonado muchos cultivos y se han convertido en matorrales que son refugios para animales como los jabalíes o los corzos.

-¿Hay alguna especie que se encuentre en peligro y que se deba actuar de inmediato para protegerla?

-Recientemente ha salido un informe que destaca que prácticamente el 25% de las especies están amenazadas, así que no es que haya algunas, sino muchas. Estamos en una época de crisis de biodiversidad, aunque paradójicamente haya otras especies que han crecido y que provocan daños. Se debe actuar en todos los casos en los que hay problemas. La financiación es limitada y se hacen los esfuerzos que se pueden. Hay algunos ejemplos que demuestran que invirtiendo esfuerzo y fondos se puede salir del pozo.

-El control de las especies mediante la muerte de animales genera cierta oposición social, ¿qué otros mecanismos hay?

-El control letal está demostrado que, en algunos casos, es la medida más eficaz para bajar las densidades. Pero tiene consideraciones éticas y sociales importantes. En algunos casos existen alternativas, por ejemplo en el caso del conejo hay cultivos alternativos para mitigar esos daños.