Empezó con una discutida victoria electoral a los puntos sobre Al Gore --con más votos electorales gracias al polémico recuento de Florida, pero con menos sufragios populares-- y se va como un perdedor, con índices de popularidad por los suelos. Se dice de George W. Bush que es probablemente el peor presidente de la historia de EEUU. Seguramente es el peor de los últimos cien años, como mínimo. Nos deja un mundo más peligroso que el que le dejó en herencia Bill Clinton, y también más injusto y más pobre, y con el derecho internacional patas arriba.

El ataque a EEUU del 11 de septiembre del 2001 no hizo más que afianzarle en una estrategia unilateralista y belicista que sus neocons ya habían diseñado. El Irak de Sadam Husein estaba en el objetivo de su Administración desde el primer día, tuviera o no armas de destrucción masiva. Bush júnior deseaba acabar el trabajo que su padre, mejor aconsejado y más inteligente y preparado, dejó por hacer en 1991.

Puso la política fiscal al servicio de los ricos y desmanteló buena parte de los servicios sociales de que disponía la república americana, con lo que los pobres fueron aún más pobres. El crash inmobiliario y financiero ha puesto contra las cuerdas a la clase media, a la nación entera y al mundo. Ojalá el pueblo de EEUU no vuelva a equivocarse nunca más al ejercer el derecho al voto. El mundo no se lo merece ni lo resistiría.