Luz de Pascua

Mirando a la Cruz

"El naufragio vital resulta frustrante para sí y para el entorno; el error una expresión de debilidad intolerable"

Cristo de Gracia.

Cristo de Gracia. / Manuel Murillo

Nati Gavira

Nati Gavira

Perdura hoy el legítimo deseo de ser felices, aunque ceñido a evitar el fracaso y el rechazo. La felicidad es una conclusión que la sociedad saca de nosotros, no un fin íntimo y secreto basado en el bien. Aumentar las posibilidades de éxito significa atender las exigencias sociales y así la vida contemporánea occidental oculta el dolor. Los niños viajan a Disneyland con provisión de azúcar y fantasía con la que sus padres se adelantan a minimizar el impacto de cualquier dificultad. Los jóvenes entienden el esfuerzo como auto realización personal, y en el contratiempo pueden detenerse, pasar de casilla y no identificar los obstáculos y penalidades, porque eso duele. El ideal de la belleza es un rostro sin surcos ni heridas, una sonrisa perenne si todo va bien. La fealdad es lo contrario de la comodidad y el fracaso, la vida diciéndote «no».

El naufragio vital resulta frustrante para sí y para el entorno; el error una expresión de debilidad intolerable. Estamos muy dispuestos al elogio y la búsqueda de la aceptación obliga a muchos a cambiar el rumbo sacrificando principios, diluidos en la presión y el ambiente dominante. Hemos fabricado cataplasmas para el dolor, por si irremediablemente el aguijón del dolor nos visita y la herida desfigura nuestra apariencia impecable, por si el llanto acude y llega la angustia.

Temer al sufrimiento es negar la libertad a la que nos llama el amor. Es negar la vida. Podría ser revolucionario no obedecer al mandato de los tiempos y revelarnos imperfectos e incompletos, sumamente fracasados y, sobre todo, amados hasta el límite por Jesús que nos expresó su amor infinito en la Cruz.

Deshacernos de las prioridades establecidas y amar nuestra cruz es una propuesta para la plenitud. Morir al paradigma del éxito y vivir mirando la Cruz conduce al bien, un valor superior a la felicidad. Más lleno de Dios.