La procesión del Calvario culmina la celebración de 300 años de devoción

A pesar del frío, el sol se hizo presente en la tarde del domingo para acompañar la procesión triunfal de Nuestro Padre Jesús del Calvario desde la Catedral cordobesa hasta su parroquia de San Lorenzo. Una procesión que debió celebrarse en la noche del sábado, si bien la lluvia lo impidió.

Puntualmente, la cruz de guía de la hermandad del Calvario se puso en la calle; poco a poco se abría paso por un Patio de los Naranjos repleto de público dispuesto a contemplar el paso de Jesús del Calvario, que ya se vislumbraba en el interior de la Catedral cordobesa. 

El sol en la canastilla

Lentamente, el paso del Señor cruzaba la Puerta de las Palmas, el sol se reflejaba con fuerza en la dorada canastilla, un radiante sol que acompañó al Señor del Calvario en las primeras horas de su recorrido. 

El recorrido dejó momentos sublimes propiciado, en parte, por los sones de la banda de música de María Santísima de la Esperanza, que interpretó un escogido repertorio de marchas clásicas que hacía que costara trabajo alejarse del paso del dulce Nazareno de San Lorenzo.

Sonaba la marcha ‘Saeta cordobesa’ cuando Jesús del Calvario cruzaba la puerta de Santa Catalina. El público que esperaba en la calle pudo contemplar el original exorno floral del paso con distintas variedades florales. Así, y a los sones de la marcha ‘Nuestro Padre Jesús del Calvario’, el Señor se dirigía a la estrechez de la calle Deanes, donde numeroso público se congregó, un público que acompañó a la cofradía durante todo el recorrido dejando estampas para el recuerdo a su paso por la monumental iglesia de Santa Victoria o la plaza de la Compañía antes de dirigirse a su sede canónica.

Una triunfal procesión por las calles de la ciudad que pone el broche de oro a los actos, que, especialmente la última semana, la hermandad ha celebrado con motivo del trescientos aniversario de la hechura y bendición de su titular Nuestro Padre Jesús del Calvario, el dulce Nazareno de San Lorenzo.