Anticipo de vísperas

Las ganas de cofradías en las calles se palpa en el ambiente. Estos días son el momento de las hermandades de vísperas, el pasado sábado la pro-hermandad de la Bondad recorrió el barrio de La Fuensanta y este Jueves de Pasión, fue la pro-hermandad de la Salud de Puerta Nueva la que anticipaba la vísperas con una procesión que partió de la parroquia del Carmen de Puerta Nueva.

Puntualmente, la cruz de guía se puso en la calle para dirigir sus pasos hasta la basílica menor de San Pedro, donde la pro-hermandad hizo estación de penitencia. Una joven corporación que en los últimos años, con total sencillez y sin aires de grandeza, ha dado pasos agigantados en su patrimonio. Así, presentaba los tres nuevos apóstoles que conforman el paso de Nuestro Padre Jesús de la Salud en su Divina Misericordia, tres apóstoles salidos de las gubias del imaginero Manuel Luque Bonillo, quien poco a poco va configurando un misterio de gran cohesión y fuerza plástica alrededor del Señor de la Salud, también salido de su misma gubia.

Ante una gran muchedumbre, congregada a las puertas del templo, el paso, exornado con clavel color sangre de toro, fue cruzando el dintel de la iglesia del Carmen. El inmenso olivo, que da personalidad a este paso, comenzaba a cimbrearse iniciando su caminar por las calles de la ciudad a los sones de la Agrupación Musical de Nuestro Padre Jesús de la Redención.

El cortejo se adentraba por las calles del barrio de la Magdalena buscando la basílica menor de San Pedro, donde llegó poco antes de las diez de la noche. Solo los nazarenos entraron en el interior del templo, mientras el paso del Señor bordeó la basílica. A los sones de la marcha Ante Caifás, el Señor de la Salud hacía el giro buscando la calle Don Rodrigo, ya que la hermandad tuvo que cambiar el recorrido a última hora puesto que la plaza de La Corredera, por donde tenían previsto pasar, acogió el concierto de los Cantores de Híspalis, un cambio que más que restar sumó puesto que la cofradía pasó por calles emblemáticas como la calle Lineros o Feria por donde buscó su sede canónica entre un público que deseoso de cofradías llenaba las calles.