El capataz del paso del Descendimiento dijo "vámonos para Córdoba", como aún dicen los más veteranos vecinos del Campo de la Verdad cuando van a cruzar el Puente Romano. Ya ven, y quizá sea más cordobés lo que cruza el río desde el Sur que lo que se encuentra en la orilla Norte. En todo caso, el Descendimiento volvió a demostrar que en un día de dolor y luto no todos lo manifiestan igual. Por eso se oyeron más saetas en su barrio y hasta el inicio de la carrera oficial que casi en todo el resto de la Semana Santa, por eso estaba exornada Nuestra Señora del Buen Fin de fresias y anthurium, por eso estrenó la hermandad un espectacular simpecado (diseño de fray Ricardo, ejecutado por Antonio Villar) y por eso con la banda de los Corbatas Verdes el palio encadenó con todo el poderío del mundo en carrera oficial las marchas Esperanza Cordobesa y Esperanza de Triana en una misma chicotá . Porque el dolor del Viernes Santo desde el Sur se ve de otra forma. Ni mejor ni peor. Simplemente distinto. Como se ve de otra forma la vida desde el Campo de la Verdad.