REPORTAJE

Reduciendo el consumo de agua

La empresa rambleña Alfonso Soto Cerámica fabrica urinarios ecológicos que permiten ahorrar 120.000 litros de agua al año

Cada válvula con la que funcionan estos urinarios ecológicos tiene una vida útil de 8.000 usos

Un técnico de esta empresa en pleno proceso de fabricación.

Un técnico de esta empresa en pleno proceso de fabricación. / CÓRDOBA

Diario CÓRDOBA

Diario CÓRDOBA

El sector cerámico industrial a nivel nacional, como otros sectores relacionados con el sector secundario y la construcción, viene enfrentándose al reto de la descarbonización en sus procesos y la sostenibilidad de sus productos, ya que es un sector intensivo en recursos energéticos y materias primas. 

Las piezas de cerámica se suelen fabricar a partir de arcillas naturales y componentes minerales mezclados con aditivos de diferente naturaleza; que una vez moldeadas, decoradas y esmaltadas, se someten a un proceso de cocción en una o varias etapas, lo que les proporciona su característica dureza y estabilidad.

Pero no solo es en el proceso de fabricación donde las empresas están trabajando por mejorar su impacto ambiental, sino también en el diseño y en la elaboración de sus distintos productos.

Ejemplo de ello es la empresa Alfonso Soto Cerámica, del municipio cordobés de La Rambla, que lleva años abriéndose camino en el mercado internacional con sus urinarios ecológicos, que no necesitan agua para su uso ni productos químicos para su mantenimiento.

Innovación y desarrollo

Unos urinarios fruto de la apuesta por la innovación y el desarrollo de esta empresa a raíz de la crisis de 2008-2010, cuando «al igual que muchas empresas en España, decidimos investigar e innovar, dando paso a la producción de urinarios sin agua», explica su gerente, Alfonso Soto, para lo cual contaron con otros profesionales expertos en la reducción de recursos como el agua.

«El sector está apostando por la sostenibilidad debido a una mayor concienciación»

Estos urinarios ecológicos van conectados a la tubería de desagüe, al igual que los urinarios convencionales, con la diferencia de que no necesitan agua para su uso, ya que en su interior disponen de una válvula de membrana desechable que retiene los malos olores, la cual permanece cerrada mientras no se usa, y cuando se utiliza se abre por gravedad.

Cada una de estas válvulas tiene una vida útil de 8.000 usos, lo que se traduce, según los cálculos de esta empresa, en un ahorro de agua por válvula de 32.000-35.000 litros, que por urinario y por año es una media de 120.000 litros de agua, con el consiguiente ahorro de este recurso.

La empresa exporta sus urinarios ecológicos a mercados europeos, principalmente.

La empresa exporta sus urinarios ecológicos a mercados europeos, principalmente. / CÓRDOBA

Además, y teniendo en cuenta que el mantenimiento de estos urinarios, al igual que los convencionales, necesita limpieza diaria, ésta se lleva a cabo sin el uso de detergentes químicos, sino biodegradables recomendados por la propia empresa, «por lo que también se contribuye a no contaminar el medio ambiente», manifiestan desde esta firma.

Todo ello sin olvidar el matiz de concienciación que estos urinarios generan entre los que los usan, y donde como hecho anecdótico cabe mencionar que uno de los lugares en los que estos urinarios comenzaron a usarse como prueba fueron en dos colegios de La Rambla, «lo que nos permitió concienciar a nuestros niños y jóvenes de la importancia que tiene el uso eficiente del agua potable en todos los ámbitos y lugares», recuerda Alfonso Soto.

Principales mercados

Entre sus principales mercados en la actualidad se encuentran países europeos como Francia, Alemania, Portugal, Suiza y Reino Unido; y otros países vecinos como Marruecos.

Sin embargo, y a pesar de la mayor cercanía, esta empresa cordobesa afirma que le está costando más abrir mercado en la propia España, donde quizá «aún no hay suficiente concienciación de la necesidad de ahorro de agua», asegura Alfonso Soto.

Esta percepción va en la línea de lo que señalan otras empresas de distintos ámbitos, aunque el sector cerámico nacional sí esté apostando mayoritariamente por mejorar sus niveles de sostenibilidad.

En el caso de la provincia de Córdoba, La Rambla es el principal núcleo de este sector, más ligado a la producción artesanal y decorativa; «y este sector en nuestra localidad sí está apostando por líneas generales de sostenibilidad en su formas de producción, debido a la concienciación por la sostenibilidad del medio ambiente y a las exigencias de los mercados», afirman desde esta empresa.

No en vano, mercados como el europeo no sólo están legislando en este sentido, sino que son cada vez más conscientes de los desafíos del cambio climático, las oportunidades de inversión en energías renovables, y la importancia de la reducción de la huella de carbono de las industrias. Punto en el que productos más sostenibles como el de esta empresa cordobesa están llamados a consolidarse.