En el ámbito del transporte el sector de la aviación está considerado uno de los más contaminantes, ya que al quemar combustible los vuelos producen gases de efecto invernadero, principalmente dióxido de carbono (CO2). A esto se une que la combustión del queroseno, además de gases de efecto invernadero, expulsa otros contaminantes y genera ruidos Según los expertos, las emisiones de la aviación representan entre el 2% y el 2,5% de todos los gases de efecto invernadero de la actividad del ser humano a nivel global, de ahí que este sector esté también trabajando por conseguir reducir su huella de carbono y ser más sostenible.

En este marco, lógicamente las grandes compañías aéreas y los vuelos transoceánicos son los que más impacto medioambiental registran, aunque también la pequeña y mediana aviación tiene algo que decir en la lucha contra el cambio climático.

Ejemplo de ello en Córdoba es la empresa de servicios aéreos Pegasus Aero Group (antigua Faasa), con sede principal en el aeródromo Sebastián Almagro del municipio cordobés de Palma del Río, que ha puesto en marcha su propio Plan Estratégico para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.

La compañía se encuentra en un proceso de verificación de Emisiones de GEI

Todo ello con el objetivo de «seguir creciendo como una organización sostenible y socialmente responsable, bajo el cumplimiento de los ODS», como explica el vicepresidente de esta firma, Miguel Ángel Tamarit Almagro. No en vano, reducir el impacto de su actividad en el medio ambiente es uno de los principales compromisos de esta empresa, «pues la protección y conservación del medio natural es un valor fundamental y sello de nuestra identidad, que desde el origen de esta compañía siempre ha estado presente». Y en el sector de la aviación la sostenibilidad pasa por el uso de energías asequibles y menos contaminantes.

Para alcanzar estos objetivos, Pegasus Aero Group -cuya actividad no solo se centra en Córdoba y España, sino que también se extiende por Portugal, Italia, Chile, Uruguay y Perú-; ha comenzado a medir su huella de carbono. Según Miguel Ángel Tamarit Almagro, tras analizar todos los distintos focos de emisión que tienen, la compañía se encuentra ahora en un proceso de verificación de inventario de Emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI), junto con la colaboración de una entidad certificadora, cumpliendo de este modo los estándares de la norma UNE-EN-ISO-14064-1-2019.

Miguel Ángel Tamarit: «La protección y conservación del medio es un valor fundamental de nuestra identidad»

Este proceso permite corroborar tanto el correcto cálculo de las emisiones, como los principales focos de emisión «y de esta forma -señala el vicepresidente- podremos detectar oportunidades de mejora y optimizar otros recursos, redundando en minimizar el impacto en el medio ambiente, así como compensar nuestras emisiones de CO2».

En esta línea, el siguiente paso de esta empresa será realizar el Registro de huella de carbono, compensación y proyectos de absorción de CO2 en el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, para lo que actualmente se está gestionando el sello correspondiente al periodo del 2020.

El sector de la aviación trabaja en soluciones tecnológicas para aeronaves más ‘verdes’. CÓRDOBA

Este Registro, de carácter voluntario, recoge los esfuerzos de las empresas, administraciones y otras organizaciones en el cálculo, reducción y compensación de las emisiones de gases de efecto invernadero que genera su actividad; y recoge una cartera de proyectos forestales con los que dichas organizaciones pueden compensar su huella.

Y es que, según esta empresa, lo importante no es sólo conocer la cantidad total de emisiones de gases de efecto invernadero generados anualmente, sino también cuantificar su impacto directo e indirecto, y estudiar las posibilidades de reducir y compensar las emisiones de CO2 que emite en su actividad diaria.

Por otro lado, la reducción de la huella de carbono y el compromiso por la sostenibilidad no sólo está presente en su actividad de trabajos aéreos (desde extinción de incendios, servicios de emergencia y transporte de pasajeros); sino también en sus otras tres líneas de negocio: formación aeronáutica, mantenimiento de aeronaves y simulación.

En definitiva, un ejemplo cordobés de cómo este sector intenta lograr una aviación libre de carbono. «A mi juicio, veo necesario que tanto las entidades como las administraciones trabajemos para intentar lograr este objetivo, y este importante avance implica grandes inversiones en soluciones tecnológicas que nos permitan una alternativa eficiente a medio plazo», concluye Tamarit.