Drogas

'Chemsex’, la peligrosa moda sexual que crece en la Costa del Sol

Los médicos advierten de los riesgos que esta práctica, que combina drogas para tener un sexo más duradero e intenso, puede tener para la salud física y mental de las personas

Los médicos advierten de los peligros del auge del chemsex.

Los médicos advierten de los peligros del auge del chemsex. / LA OPINIÓN DE MÁLAGA

Arancha Tejero

Las infecciones de transmisión sexual (ITS) se han disparado en los últimos años y una de las causas detrás de este incremento de los contagios es el auge del chemsex. Una práctica que combina el uso de drogas recreativas para prolongar la duración y las sensaciones de las relaciones sexuales.

El término es de origen británico y proviene de la combinación de las palabras chemicals (químicos) y sex (sexo). Según los expertos, se trata de una práctica, habitualmente grupal, que se da entre hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH) y en la que se combinan drogas como GHB, mefedrona o metanfetaminas entre otras. Suele tener lugar en domicilios particulares, aunque también se puede realizar en locales de ocio u otros espacios.

«Generalmente es un cóctel de policonsumo en el que se mezclan sustancias para mantener relaciones sexuales prolongadas y muchas veces son prácticas que, si no fuera bajo los efectos de las drogas, serían difíciles de practicar. Pero los efectos de las sustancias les ayudan a desinhibirse, relajarse y a tener relaciones más placenteras, con múltiples contactos y más duraderas», explica Cristina Gómez Ayerbe, facultativa de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen de la Victoria y experta en infección por VIH e infecciones de transmisión sexual (ITS), que advierte de que es probable que este fenómeno esté cada vez más extendido en Málaga, al igual que en el resto del país.

Aumento de las infecciones

La expansión de las aplicaciones de contactos, sumado a la tolerancia del consumo de drogas dentro del colectivo y a cierta «relajación» en cuanto al uso de medidas preventivas, son algunas de las causas que, según la doctora Gómez, han propiciado el auge de este fenómeno, que, a su vez, ha promovido un incremento de las ITS, tanto a nivel andaluz, como nacional. Según los datos de la Consejería de Salud, en 2023 se registraron 1.763 casos de ITS en la provincia de Málaga, frente a los 793 que se notificaron en 2019.

«Desde que tenemos la estrategia de la profilaxis pre-exposición (PrEP), un medicamento frente al VIH que se toma para evitar contraer la infección, vemos que se ha perdido un poco el miedo a la misma», opina la especialista, que incide en que esta pastilla no previene de otras enfermedades de transmisión sexual.

Sin embargo, al final, el contexto de grandes reuniones y la normalización del consumo de drogas hacen que se pierda la noción de peligro, se use menos el preservativo y se tengan relaciones de más riesgo. «Las aplicaciones de contactos han facilitado muchísimo el contacto múltiple de forma inmediata por geolocalización. Se contactan y en 20 minutos hay 10 personas en una casa», añade la especialista.

El chemsex puede facilitar la transmisión del VIH y otras ITS.

El chemsex puede facilitar la transmisión del VIH y otras ITS. / LA OPINIÓN DE MÁLAGA

Respecto a la incidencia del chemsex en Málaga, la facultativa del Clínico señala que, aproximadamente, el 30% de los más de 800 usuarios que tienen en el centro en programa de PrEP lo practican. «Es verdad que no todo el mundo tiene un consumo problemático y que la mayoría controlan su consumo y van a trabajar los lunes, pero sí que cada vez detectamos más consumos problemáticos, que afectan a diferentes niveles de su vida», advierte la especialista, que recuerda el grave impacto que esta práctica puede tener para la salud.

«Hablamos de consecuencias tanto a nivel físico (pues aumenta claramente el riesgo de contraer ITS) como de salud mental y social, y no solo por la psicosis asociada a las drogas, sino que muchas de estas sustancias son adictivas», subraya la doctora, que añade que en los casos más extremos pueden generar también problemas de aislamiento, laborales o familiares.

En este sentido, matiza que en los casos de consumo problemático, a veces, incluso no se llega a consumar la práctica sexual. «Dentro del chemsex está el slamsex, que es como llamamos al uso de drogas inyectadas, principalmente mefedrona o metanfetaminas,que son sustancias muy adictivas y que muchas veces les dejan tan KO que no tienen ni sexo. Se pueden llegar a pinchar solos en casa», aclara la doctora, que lamenta que esos son también los casos en los que más dificultades tienen para que lo dejen.

Ingresos en UVI

«Es complejo de manejar porque son prácticas que se asocian a conductas muy placenteras y, a menos que el individuo vea claramente un perjuicio en su salud, es difícil que lo abandonen. Tenemos incluso algún caso que ha tenido ingresos hospitalarios por cuadros infecciosos y que no se desengancha», sostiene Gómez, que recuerda que la combinación de ciertas sustancias puede llevar a la persona a un coma o a un ingreso en la UVI. «Hemos tenido ya varios ingresos en UVI por intoxicación por GHB y los fines de semana vemos consultas en urgencia por intoxicaciones», agrega la infectóloga del Hospital Clínico, que señala que también han tenido en el centro brotes psicóticos y cuadros complejos neurológicos por culpa del consumo de drogas durante prácticas de chemsex.

En definitiva, alerta de que este fenómeno, aunque socialmente esté «un poco escondido», es ya un problema de salud pública y es fundamental identificar aquellas personas con riesgo de consumo problemático y proporcionarles ayuda. Para ello, la Junta de Andalucía ha puesto en marcha unos grupos de expertos, del que forma parte la doctora Gómez, para asesorar el Plan Andaluz de VIH/SIDA sobre chemsex y poder desarrollar unas estrategias que ayuden al abordaje de este problema.