Agentes de la Policía Nacional han desarticulado en la localidad de Santiponce (Sevilla) la primera granja de minado de criptomonedas en la provincia. La instalación utilizaba corriente eléctrica pública y disponía de potentes elementos de refrigeración y ventilación para su funcionamiento. Fruto de la operación se han intervenido 22 equipos con un valor aproximado que superaría los 50.000 euros.

Las investigaciones policiales comenzaron a raíz de una posible plantación de marihuana indoor que podría estar localizada en unas caballerizas situadas en la citada localidad sevillana, según informa Policía Nacional en un comunicado.

Realizadas las primeras indagaciones, los agentes se percataron de que los indicios existentes no se correspondían con el cultivo de marihuana, sino que en dichas instalaciones podría estar albergándose una granja de criptomonedas de las que apenas se tienen registros en España.

Durante el registro en las caballerizas, los agentes descubrieron unas modernas instalaciones destinadas al minado de criptomonedas. En este lugar intervinieron 21 equipos ASIC, dedicados en exclusiva al minado de Bitcoin, estimándose su valor aproximado por encima de los 31.500 euros, que podrían aportar un beneficio mensual de 2.500 euros. También se encontró un equipo de minería RIG, utilizados igualmente para el minado de criptomonedas, con un valor aproximado de 13.000 euros y que podría generar unos beneficios de 1.000 euros mensuales.

Los detenidos habrían defraudado al suministro público eléctrico unos 2.000 euros al mes

Para el mantenimiento de los equipos intervenidos, y dada las elevadas temperaturas que se generan, utilizaban sistemas de refrigeración y potentes ventiladores industriales destinados a desplazar el aire caliente hacia el exterior. Fuera del local se localizó un enganche ilegal a la red eléctrica para alimentar los equipos, con un consumo de amperios muy elevado, lo que, según técnicos de la compañía eléctrica, podrían generar una defraudación de electricidad mensual de 2.000 euros.

Los investigadores que están analizando el material intervenido para identificar a los responsables de estas instalaciones creen que dichas actividades se encontraban en una fase temprana de funcionamiento, motivo por el que la intervención policial habría desmantelado la actividad antes de resultar rentable para la organización.