El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles ha localizado ya las primeras manchas de mildiu en varios viñedos del término municipal de Montemayor. Según desveló el Aula de Viticultura, el aviso de los primeros síntomas de esta epidemia vegetal se registró a mediados del pasado mes de abril, por lo que no se descarta que las precipitaciones registradas en los últimos días hayan provocado nuevas contaminaciones.
Según el Aula de Viticultura, las manchas detectadas ya presentan pelusa, lo que indica «que estaban presentes en los pasados días de lluvia, registrados del 19 al 23 de abril, así como en los últimos episodios de tormentas».
«Es necesario tener las viñas protegidas, por lo que es recomendable tratar inmediatamente el mildiu con productos penetrantes o sistémicos antes de que aparezcan nuevas manchas y antes de las próximas lluvias previstas», insistió Ángela Portero, responsable del Aula de Viticultura.
Los agricultores de Montemayor son, por lo general, los primeros en dar la voz de alarma de la presencia de mildiu, al contar con viñedos en terrenos arenosos, donde la brotación se produce de manera más temprana.
Una vez que se detecta la primera mancha, se debe evitar arrancar la hoja afectada y alertar de inmediato al Departamento de Salud Vegetal de la Delegación de Agricultura de Córdoba.
En los últimos años, y gracias a la constante labor del Aula de Viticultura del Consejo Regulador, así como al aliciente que representan para los viticultores de la zona los premios en metálico del Concurso Pedro Cabezuelo, el mildiu solo afecta a un porcentaje relativamente bajo de los viñedos del marco vitivinícola cordobés. El programa –que este año contempla premios de entre 200 y 700 euros para sus diferentes categorías– dio sus primeros frutos entre 1989 y 1991 cuando, gracias a las denuncias de las primeras manchas y a la divulgación realizada por la Delegación de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía en los medios de comunicación y en charlas a los agricultores, se consiguió detener la epidemia.
Conocido en otras regiones como añublo o mildeo, este hongo parásito originario de América puede ocasionar daños devastadores en todos los órganos de la planta si las condiciones meteorológicas le son propicias. No en vano, representa una de las enfermedades criptogámicas más peligrosas y de las más temidas por los viticultores porque, cuando la infección es grande, puede devastar toda la producción de una zona vitivinícola.
