La elaboración de vinos en la Denominación de Origen Protegida (DOP) Montilla-Moriles se sitúa ya en «mínimos casi absolutos». Así lo advierte el Consejo Regulador que asegura que aunque existe «cierto margen de mejora» de cara a las próximas campañas, las condiciones climáticas, unidas al paulatino arranque de viñedos en el marco vitivinícola cordobés, «hacen prever un futuro en el que la demanda y la producción se nivelarán», hasta el punto de hacer desaparecer los excedentes.

En las dos últimas décadas, la campaña más productiva en la zona Montilla-Moriles fue la del año 2003, con 86,1 millones de kilos de uva recolectada, una cosecha que permitió elaborar 14,5 millones de litros de vino, de los que 1,5 millones correspondieron a la variedad Pedro Ximénez y 507.000 litros a vinos jóvenes. Desde entonces, el aforo hecho público por el Consejo Regulador sitúa en 2012 la peor cosecha de la última década, cuando cooperativas y bodegas apenas molturaron 27,6 millones de kilos.

Unas cifras «mínimas» que, como reconoció a CÓRDOBA el gerente del Consejo Regulador, Enrique Garrido, han sido muy similares a las registradas en los dos últimos años, con campañas que concluyeron con un aforo en torno a los 30 millones de kilos de uva, debido, en gran medida, a los efectos de la sequía y a la continua reducción de la superficie dedicada a la vid en la Campiña cordobesa.

El marco vitivinícola cordobés elabora anualmente cerca de 33 millones de litros de vino, 20 de ellos amparados en la DOP

«Es una producción que se acerca a los niveles de comercialización, lo que hace que el mercado se esté tensionando», aseguró Garrido que, no obstante, se mostró confiado en que haya «margen para la estabilización» en próximas campañas.

En la actualidad, el marco vitivinícola cordobés elabora anualmente cerca de 33 millones de litros de vino, veinte de de ellos amparados por la propia DOP. Con todo, y dada la paulatina recuperación de los mercados tras la grave crisis generada por el cierre de hoteles, restaurantes y cafeterías –el conocido como «canal Horeca»– durante los meses más duros de la pandemia del coronavirus, desde el Consejo Regulador apuntan a que esa posible «tensión» en los mercados favorecería un incremento en el precio del vino y, también, en el precio de la uva.

Según el Consejo Regulador, el sector vitivinícola cordobés depende en un 73% de la comercialización en hoteles, restaurantes y cafeterías de ámbito nacional, mientras que el 27% restante está vinculado, principalmente, a la distribución y a la exportación, aunque también de forma mayoritaria con destino al sector Horeca.