La chumbera, una de las plantas identificativas de los caminos y lindes de Andalucía, se está viendo afectada desde hace varios años por una plaga que acaba con ella. Se trata de la denominada Dactylopius Opuntiae y Dactylopius Coccus, que es conocida entre los entendidos como cochinilla del carmín. Se trata, según ha explicado a este periódico el biólogo Ángel Guerrero, de un parásito propio de la chumbera que, sin embargo, se ha convertido en su peor enemigo.

El experto añade que la chumbera (Opuntia ficus-indica) es una planta considerada exótica (llegó a España tras el descubrimiento de América), en concreto un cactus, y tiene su propio parásito, que es la cochinilla del carmín, la cual se alimenta de la savia de la planta. Lo normal es que entre ambas partes (chumbera y parásito) se mantenga un equilibrio de manera que, naturalmente, una alimenta a la otra pero sin llegar a perjudicarse, garantizando el ciclo natural la permanencia de la planta y su depredador.

Nuevos ciclos climáticos

Sin embargo, continúa explicando Guerrero, los actuales ciclos climáticos están alterando algunos procesos de reproducción en la naturaleza, como es el caso, hasta el punto de que antes la cochinilla, en la Península Ibérica, solo tenía un periodo de reproducción al año, pero ahora (desde hace ya algunos años) se están reproduciendo dos o tres veces, lo que da como consecuencia que se produzca el exceso de población, o plaga, que hace que la chumbera no tenga capacidad suficiente para subsistir y mantener a su depredador y acaba secándose. Este mismo fenómeno, sigue explicando el técnico, también se ha producido en otras plantas, como el olivo y los cítricos, arboleda que, aunque sí son cultivos tradicionales y controlados, también ofrece grandes dificultades para combatir este tipo de plagas.

Cuando la planta sufre este ataque, las palas donde se producen los chumbos empiezan a verse cubiertas de una capa de color blanco que finalmente invade toda la chumbera y termina por desecarla completamente.

Explica Guerrero que al ser considerada como una planta invasora, es decir, no autóctona, no se están tomando medidas para su recuperación, lo que se podría hacer con cualquier producto plaguicida creado al efecto, pero como tampoco se tiene considerada como cultivo, ninguna empresa especializada en la materia ofrece alternativa.

Sin embargo, es este un cactus muy habitual tanto en Córdoba como en toda Andalucía y otros lugares del país, de modo que suele encontrarse marcando las lindes entre fincas, como un separador natural, porque sus abundantes espinas hacen inviable intentar pasar a través de ellas.

La plaga empieza a notarse en las palas de la planta. rafael valenzuela

Pero, además, en el verano la chumbera ofrece su fruto, que durante décadas ha sido muy valorado, como es el higo chumbo, comercializado por las calles y en algunos puestos de frutas y verduras y que, al ser una planta no cultivada, es decir, silvestre, puede ser recolectado por cualquier vecino para su consumo propio o para la venta.

Colorante natural

Solo en Canarias, explica el biólogo, se sigue cuidando esta planta porque sí se da uso a la cochinilla para la elaboración de colorantes, motivo por el que hay procedimientos de extracción de la misma y se garantiza así el mantenimiento de este cactus. En otras regiones y países, sobre todo de Centro y Sudamérica, se ha estado manteniendo la chumbera por el mismo motivo, para poder fabricar colorantes naturales, pero apenas empezaron a fabricarse los colorantes artificiales se perdió el interés por este exótico vegetal.

Algunos expertos han señalado que hay procedimientos, que se podrían denominar caseros, para eliminar la cochinilla del carmín, a base de jabón potásico y, una vez eliminada la capa primera, aplicar aceites minerales para su limpieza total.