La Asociación de Regantes de Andalucía (Feragua) ha pedido al Gobierno central que ponga en marcha el mecanismo de declaración oficial de sequía, ante la grave situación que atraviesa el campo con la falta de agua almacenada en los embalses de la comunidad autónoma.

Actualmente, los pantanos del sistema de regulación del Guadalquivir se encuentran al 21,9% de su capacidad, situación que no se daba desde el año 2008, cuando se cerró el mes de septiembre con un 21%. Entonces, explica Pedro Parias, secretario general de la organización de regantes, el Gobierno aprobó un real decreto-ley de medidas compensatorias que, entre otras disposiciones, incluía la condonación del pago de cánones y tarifas. Este es el motivo fundamental por el que desde Feragua se reclama tal decisión, porque sin ella no se pueden producir las medidas compensatorias para el regadío que la situación reclama.

Algunas de las medidas reclamadas pasan por que no se pasen al cobro los cánones y tarifas del 2021, que se giran mayoritariamente en octubre. «Si se demora toda la tramitación, los cánones se girarán, y aunque luego se devuelvan, el regadío verá aumentada la situación de asfixia en la que se encuentra», señala Parias.

Por el momento, en lo que se refiere al abastecimiento humano, la situación no preocupa demasiado. Con carácter general, en la mayor parte Andalucía los abastecimientos están garantizados para los próximos tres años (aunque con problemas puntuales en algunos pueblos donde los aprovechamientos subterráneos se han venido abajo).

Para el regadío, según Feragua, la preocupación es máxima. «Los cortes de suministro de los trasvases Negratín-Almanzora y Tajo-Segura dejan al regadío almeriense en una situación extremadamente complicada. En la Axarquía, el Campo de Gibraltar, Barbate y el Guadalquivir nos lo jugamos todo a las lluvias de otoño-invierno. Si no llueve, la campaña será demoledora, con niveles de restricción que traerán masivas pérdidas de producción, ingresos y empleo», concluye el secretario general de los regantes andaluces.

Esa preocupación es compartida por los agricultores cordobeses, que ven peligrar algunas de las campañas inminentes, como la de aceituna de verdeo. Pero también otros productores de temporada, como los ajeros, ya han avisado de que se verán obligados a buscar otros lugares para sembrar, en los que el agua sea menos escasa o se cuente con pozos para garantizar el buen desarrollo de un cultivo que genera gran cantidad de mano de obra en los pueblos de la campiña donde se produce.

Desde Asaja, el presidente de Córdoba, Ignacio Fernández de Mesa, recuerda que, además de los ajos, hay otros numerosos cultivos para los que la falta de agua es una auténtica ruina, como el ya citado olivar, o los cítricos, para los cuales en el momento de engorde del fruto es necesario contar con agua suficiente. También el almendro, cultivo ahora en progresión en la provincia, necesita contar con recursos hídricos para su rentabilidad. En estos casos, recuerda el presidente de Asaja, no es posible llevarse el cultivo a otros territorios, con lo que las pérdidas serán bastante cuantiosas.

Por su parte, Miguel Cobos, de UPA, recuerda el agravio histórico que sufre la provincia de Córdoba en materia de concesión de riegos, pues pese a ser la provincia con mayores recursos, es la que está peor dotada, una reivindicación histórica de la provincia que, señala, «no parece que vaya a resolverse pronto». Al respecto, recuerda Cobos que las inversiones en las mejoras de las infraestructuras de riego acometidas por el sector han generado un ahorro de agua que no está repercutiendo en el campo cordobés.

Para Rafael Sánchez de Puerta, de Cooperativas Agroalimentarias, la solución pasa por tener mejores infraestructuras que permitan almacenar el agua extra que cae durante los inviernos para darle uso en momentos de necesidad extrema, como el actual, al tiempo que también propone la implantación de cultivos que se adapten mejor a las nuevas situaciones climatológicas.