En los últimos meses se asiste en España a la publicación de manifiestos de científicos, técnicos y ciudadanos alertando sobre un asentamiento desmesurado de plantas solares fotovoltaicas en el medio agrario. Son personas que defienden las energías renovables y, entre ellas, la fotovoltaica. Su preocupación es por la forma que se están comenzando a implantar, sin orden ni concierto. En Andalucía, documentos oficiales reconocen que se están promoviendo unos 13.000 MW y en un futuro próximo se esperan otros 11.000 MW, con una previsión de alcanzar los 26.000 MW para el año 2030. Estas cifras trasladadas a superficie ocupada por estas plantas pueden ascender, aproximadamente, a 52.000 hectáreas. Van a instalarse en estepas cerealistas y estepas subarbustivas en su mayor parte. Este es el hábitat de las aves esteparias y Andalucía es considerada una de las regiones de mayor riqueza de estas especies, el 60% de ellas en peligro de extinción. A esto hay que añadir que desde 1992 se ha producido una pérdida de casi el 30% de la superficie de cereal de secano, casi 220.000 hectáreas. Por ejemplo, el olivar en seto, entre los años 2015 y 2018, ha pasado de algo más de 26.000 hectáreas en 2015 a más de 55 mil en 2018. En la mayoría de los casos se ha implantado también sobre los mismos ecosistemas.

El efecto conjunto será devastador sobre este grupo de aves, que es uno de los más amenazados a nivel nacional y autonómico, si no se pone cordura a la hora de la tramitación de los más de 300 proyectos presentados de plantas fotovoltaicas y a la implantación del olivar.

Las publicaciones científicas citan los efectos que producen estas industrias de generación de energía. Entre ellos se citan la destrucción y alteración de los hábitats por la ocupación directa de grandes superficies y su fragmentación. A esto se suman los posibles efectos de colisión y electrocución en los tendidos eléctricos. Se ha citado que la simple presencia de un tendido eléctrico a menos de 2 kilómetros de un área de reproducción de sisón o de 4,5 kilómetros para la alondra ricotí, aumenta la tasa de desaparición de poblaciones. En la última década se ha documentado el declive importante de las poblaciones de aguilucho cenizo, sisón común, ganga ibérica, ganga ortega y alondra de ricotí. Además, a escala más local se ha señalado la pérdida de poblaciones de avutarda y cernícalo primilla, entre otras.

Estamos ante un escenario de desarticulación del medio rural productor de alimentos por otro que tiene que ver más con el sector industrial, eso sí, de producción de energía verde, pero a costa de una gran pérdida de biodiversidad si no se ordena adecuadamente.

Existe suficiente información en Andalucía desde hace más de una década para conocer cuáles son los puntos calientes donde se desarrollan las poblaciones de especies de aves esteparias amenazadas. Se han denominado de distintas maneras y abarcan distintas superficies: areas importantes para las aves de SEO-Birdlife (IBA), zonas importantes para las aves esteparias (ZIAE), zonas del ámbito del plan de recuperación de aves esteparias (Zaprae), zonas especiales de conservación (ZEC) y zonas de especial protección para las aves (ZEPA).

En estos lugares no puede permitirse la pérdida de más hectáreas para su transformación en zonas industriales, ni siquiera con medidas compensatorias. Existe suficiente superficie fuera de éstas para implantar este tipo de actividad, donde deben aplicarse medidas compensatorias orientadas a mejorar el hábitat de las aves esteparias amenazadas en las primeras. Para ello se puede proceder a la ejecución directa por el promotor o incentivar a los agricultores en su actividad y hacerla más rentable y compatible con la conservación de este grupo de aves.

La administración central y autonómica han confeccionado guías para ordenar la implantación de estas instalaciones y valorar sus repercusiones, cada una desde su óptica. Sorprende que la mayoría de las iniciativas en Andalucía sean menores de 50 MW, límite por la que la evaluación de los estudios de impacto ambiental son competencia del Gobierno de España, a pesar de que en ocasiones los parques solares son contiguos. Se ha denunciado la existencia de una burbuja con este tipo de instalaciones, más solicitudes que potencia a instalar, otra cuestión que resolver. Dependiendo de la gestión que se realice podemos estar asistiendo a una las mayores pérdidas de biodiversidad conocidas en nuestro entorno.

* Biólogo