«Jornada de paro general, sin incidentes, en todo el país». «Córdoba, la provincia andaluza con mayor índice de participación en la huelga». «La huelga paralizó la actividad diaria en los barrios, las calles estaban desiertas». Con esos dos titulares, después de un 14-D de quioscos cerrados, en los que Diario CÓRDOBA se sumó a la convocatoria de paro, el periódico daba cuenta de la repercusión masiva de la convocatoria de UGT y CCOO en diciembre de 1988, a pocos días de las fiestas navideñas, en una España ya constitucional que quería forzar al Gobierno de Felipe González a negociar con los sindicatos. Ocho millones de trabajadores de toda España secundaron la convocatoria, que en Córdoba fue seguida por el 80% de la población en activo y que tuvo su reflejo en las calles de la ciudad con una manifestación a la que acudieron entre 10.000 y 15.000 personas, según los sindicatos. Solo las gasolineras y los hoteles permanecieron abiertos. Los sindicatos de izquierdas se rebelaban para pedir a un gobierno socialista un giro a la izquierda con un relato que demuestra que la historia es cíclica y que, por más que cueste reconocerlo, este país avanza de crisis en crisis pero cambiando bien poco. Valga como muestra una cita literal del día 15 de diciembre: «La huelga se ha hecho para que el Gobierno dé un giro en su política económica, para que en estos momentos de crecimiento los beneficios recaigan en las clases menos favorecidas y que más han soportado el peso de los sacrificios económicos que se han hecho durante los últimos años para remontar la crisis y para que modifique un estilo de gobernar que está resultando molesto».

El diario de aquel día criticaba además el comportamiento del entonces secretario de Organización de UGT en Córdoba, que acudió a la asamblea ordinaria de la Caja Provincial. «No llegó a asistir a la asamblea, pero sí firmó la tarjeta de asistencia, firma que lleva aparejado el cobro de una dieta de entre 15.000 y 20.000 pesetas por consejero», señalaba Diario CÓRDOBA. Las huelgas generales posteriores ya no tendrían tanta repercusión.